Una de las obras más reconocidas de Stefan Zweig es la novela corta ‘Carta de una desconocida’ (sí, sí, ‘Novela de ajedrez’ también es muy famosa), pero ‘Carta…’ es una de esas piezas cuyo impacto no solo la convirtieron en un referente literario, sino que rápidamente fue trasladada a la radio, al teatro, al cine y la televisión. Aunque algo edulcorada respecto al original, el filme de Max Ophuls de 1948, sigue siendo la versión más conocida para el público en general (una joya de película, por cierto).
En esta ocasión la actriz Rossana Martínez asume el reto de recuperar el texto original de Zweig, convirtiendo la obra en un trabajo unipersonal de soberbia factura interpretativa, donde el juego epistolar se convierte en un hipnótico monólogo que ofrece un duro retrato (descarnado y obsesivo), de un amor secreto y apasionado.
Martínez va más allá al convertirse en la desconocida que escribe a su amante los avatares de su vida; su papel aporta ricos matices que dimensionan al personaje. Con una actuación medida, sin estridencias, sin exageraciones, su personaje se desnuda en confesión con una variada gama de gestos, de movimientos y breves silencios que nos acercan a su mundo y desdichas. Y la entendemos, y la comprendemos y la aceptamos. Su desconocida, nos atrapa desde el primer minuto. Su confesión, también es una declaración al mundo y debe ser escuchada.
Codirigida junto Fernando Soler, Rossana Martínez carga con la producción y la nueva versión de este texto clásico y…, todo funciona a la perfección. Bajo una puesta en escena minimalista, el espacio escénico actúa como perfecto altavoz para un personaje que se sincera sin tapujos. Sobre ella gira la obra, pero el marco que la rodea (esencial, justo), permite que brille el personaje y la actriz.
Aplausos merecidos para tan excelente trabajo y deseamos que pronto, muy pronto, volvamos a disfrutar del buen teatro que ofrece ‘Carta de una desconocida’. En el Teatro Talía, no se la pierdan.
