El 22 de febrero ha sido el día unanimemente señalado para qué en toda España casi 10 millones de pensionistas salgan a la calles a protestar por el pírrico y vergonzante aumento de un 0,25 % de sus pensiones en este fatídico año 2018 de nuestro Señor.
Y digo esto al ver como todos los partidos del arco parlamentario, sobre todo los de la derechona de siempre, nos tienen acostumbrados a echar mano de la cartera o catálogo del patrioterismo, los terruños nacionalistas y las banderas para esconder sus vergüenzas y así no tener que adentrarse en los trágicos, sí, digo bien, trágicos problemas que fustigan a nuestros conciudadanos como son los recortes de la capacidad adquisitiva de nuestros 10 millones de pensionistas.
Por otro lado, mientras que el pueblo en general se viene entreteniendo a diario con la telebasura y realitis televisivos, para así poder olvidarse de las pensiones de mierda que vienen percibiendo de manos de los respectivos gobiernos, muchos de los sátrapas responsables de dichos gobiernos vienen danzando por los distintos tribunales que juzgan sus demostrados choriceos y tropelías varias mientras que, igualmente, gran parte del resto de la llamada “clase dirigente” vienen llenando a diario, eso sí, previa reserva, los restaurantes de moda, pompa y postín, masterizados y adornados con tropocientas mil estrellas Michelín.
¿O será a costa de los 65.000 millones de euros acumulados y desaparecidos de la hucha de las pensiones de los nuevos parias de la tierra, como son nuestros jubilados?
¿O bien será a costa de los 60.000 millones de euros que bonita y graciosamente le soltó el señor Rajoy a la banca, a costa de nuestros impuestos, y no se sabe muy bien a cambio de qué?
¿O no será a costa de los casi 200.000 millones de euros presupuestados para las 17 autonomías, en este ejercicio del 2018?
Dicho lo cual, yo que no soy economista sino un simple mal escribidor, me pregunto inocentemente qué podría hacer el llamado Estado del Bienestar con los 400.000 millones de euros resultantes de la suma de las precitadas cantidades, incluidas autonomías y fraude fiscal.
Sí, ya sé que habrá algún listo de los aludidos que económicamente hilará fino para denostar y tirar por tierra dicha cantidad diciendo lo uno, lo otro o lo que le salga de los cataplines, según su conveniencia, pero lo bien cierto es que aplicando simplemente el sentido común con un poco de vergüenza torera, llegaríamos a la sana conclusión de que en este país de la mangancia institucionalizada, del derroche a manos llenas, del favoritismo siempre para los de arriba, para que así puedan devolver los favores en el futuro, de un sistema administrativo autonómico totalmente inviable y en quiebra técnica, de unas clases pasivas cada día mas empobrecidas por los recortes y un alarmante fraude fiscal donde el poderoso cada vez defrauda más a costa del menos poderoso que es el que tiene que aguantar mayoritariamente el mantenimiento económico del estado, llegaríamos a estar homologados a cualquier país referente de los del norte de Europa.
Que nadie se olvide de que somos la cuarta economía de Europa y la novena del mundo. Con una de las mejores, sino la mejor estructura económica y de servicios del mundo, de esa potente industria llamada turismo, que acoge a más de 82 millones de turistas al año dejándose graciosamente sus divisas.
En fin, en pocas palabras, que podríamos ser sin ninguna duda ni complicación uno de los países con mejor Estado del Bienestar del mundo mundial y, por ende, nuestros pensionistas unos de los mejor atendidos en todos los niveles, si no tuviéramos conviviendo entre nosotros a tantos mangantes y mamones.
José Antonio Sorzano | @JoseSorzano | Periodista y abogado | Foro de Opinión José Luis Sampedro
