El grupo de Patrimonio Histórico de la Policía de la Generalitat (Unidad de la Policía Nacional Adscrita a la Comunitat Valenciana) intervino once obras falsas en una casa de subastas de València. De ellas, cuatro son atribuidas a Amedeo Modigliani, tres a Mariano Benlliure, una a José Benlliure y otras tres a Joan Miró.
La operación, finalizada ahora, se inició en el mes de diciembre en una de las inspecciones que habitualmente realiza el Grupo de Patrimonio Histórico de la Policía de la Generalitat en galerías, comercios de antigüedades o de subastas de arte en la Comunitat Valenciana.
Las cuatro obras atribuidas a Modigliani se intentaban comercializar por más de 8.000.000 euros.
Parte de las obras incautadas han sido peritadas por el Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació (IVCR+I), en el que trabaja la restauradora Greta García, cuya tesis doctoral 'Metodología científica para la realización de expertizaciones. La técnica pictórica de Amedeo Modigliani' versó sobre el propio artista italiano.
Tras los estudios realizados sobre los materiales y las técnicas utilizadas, el IVCR+I ha determinado que no se trata de originales, sino de obras falsas con firma apócrifa, lo que se ha trasladado al Juzgado de Instrucción número 8 de València junto al resto de peritajes y estudios científicos y físicos de las falsas obras de arte intervenidas.
Según el informe policial, los cuatro falsos Modigliani intervenidos formaron parte en 1968 de una exposición monógrafica en el Centraal Museum de Utrecht, que se tuvo que cerrar un mes después porque la hija del artista negó que el autor de los 20 cuadros que integraban la colección fuera su padre, Amedeo Modigliani.
En 2014, tras 46 años de mantenerse las obras fuera de los circuitos de compraventa de obras de arte, volvieron a aparecer, e incluso se vendió alguna de ellas.
Policías integrantes del Grupo de Patrimonio Histórico alertan de que la reventa de falsificaciones es un problema persistente en el mercado del arte que preocupa a los organismos policiales, pero también a coleccionistas, marchantes de arte y a las familias herederas de artistas, que ven con preocupación cómo aumentan los circuitos ilegales de comercio de arte.