La Universitat Popular, EU y la Fundación Blasco Ibáñez impulsan una ruta blasquista por Burjassot

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La Universitat Popular de Burjassot y Esquerra Unida, en colaboración con la Fundación Centro de Estudios Vicente Blasco Ibáñez, organizaron el sábado día 8 la primera Ruta Blasco Ibáñez por Burjassot.

La ruta recorrió algunos de los lugares que tuvieron una mayor vinculación con el escritor, periodista y político valenciano. La primera parada fue en el Pouet. A la entrada del antiguo camino de Valencia los asistentes pudieron contemplar los paisajes de la huerta descritos en Arroz y Tartana.

Desde allí prosiguieron hasta la calle de Blasco Ibáñez, antigua calle Mayor, que Burjassot rotuló en 1917 en su honor con motivo de la celebración de su 50 aniversario.

Continuaron por la calle de Jorge Juan, escenario de las multitudinarias “procesiones cívicas” que partiendo de Valencia llegaban hasta el obelisco dedicado a los “mártires de la libertad” y que llegaron a congregar hasta 14.000 personas.

En la plaza de Emilio Castelar, donde está situado el actual Ayuntamiento, visitaron la casa que el padre de Blasco Ibáñez construyó como segunda residencia sobre el solar que adquirió en 1878 y donde un jovencísimo Blasco Ibáñez escribió algunos de sus primeros relatos.

Esta casa contaba con una torre miramar desde la que Blasco pudo contemplar el monumento de Los Silos y una vista privilegiada de la huerta, que se extendía sin obstáculos hasta el mar. Tras la visita a la explanada de Los Silos la ruta siguió hasta el paseo de Concepción Arenal, donde está situado el monumento que Burjassot acordó dedicarle en 1931 y que se inauguró en 1938, en plena Guerra Civil española. Tras ser destruido al finalizar la contienda, fue recuperado y restaurado en 1982, ocupando en la actualidad un lugar privilegiado.

A lo largo del recorrido, Roberto Blanes, experto historiador que hizo las funciones de guía, fue desgranando multitud de datos y anécdotas que confirman la estrecha vinculación que unió a Blasco Ibáñez con Burjassot, al que consideraba un auténtico talismán. A él volvía para cerrar las campañas electorales en las que participó y que le llevaron a ser diputado en Cortes en siete ocasiones, hasta que renunció voluntariamente a la política activa para continuar con su carrera literaria.

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