El padre Ángel niega ante el juez que pidiera bienes a los fieles y dice que la Virgen “sólo pidió una ermita”

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El supuesto sacerdote de Picassent, conocido como el padre Ángel, acusado de dos delitos contra la Hacienda pública, ha afirmado en su declaración ante el tribunal de la sección tercera de la Audiencia Provincial de Valencia que no declaró los bienes que estaban a su nombre y que fueron comprados por feligreses de la Junta de la Esclavitud del Sagrado Corazón de Jesús porque creía que estaba exento de hacerlo, tal y como le asesoraron en ese momento.
"A lo mejor fui un poco tonto o iluso, pero fue así, se lo puede creer o no", ha indicado el presunto sacerdote, quien ha llegado a la Ciudad de la Justicia vestido con una sotana y acompañado de una veintena de feligreses que le daban muestras de apoyo. El padre Ángel no ha querido realizar declaraciones a los medios de comunicación y se ha dirigido con paso firme y rápido hasta la sala donde está siendo juzgado.

El padre Ángel se enfrenta a una pena de ocho años de prisión por defraudar a Hacienda, entre los años 1992 y 2003, un total de 386.139 euros, y a pagar una multa de casi 2, 3 millones de euros. Por su parte, la acusación particular, integrada por dos perjudicados, también le acusa de un delito de estafa y de apropiación indebida, hechos que la defensa considera prescritos.

El acusado, quien asegura que fue ordenado en el año 1988 por Francia, a pesar de que el Arzobispado de Valencia no le reconoce como sacerdote, fue presidente de la ‘Junta de la Esclavitud del Sagrado Corazón de Jesús. Obras de misericordia', asociación sin ánimo de lucro constituida en 1992 "por parte de algunos feligreses", ha puntualizado.

Antes de crearse esta institución, ha explicado que subía todos los días 15 de cada mes a un monte del municipio valenciano de Alzira y hablaba en voz de la Virgen María ante sus adeptos, quienes "acudían libremente a los actos" y luego algunos de ellos se sumaban a la asociación, ha asegurado.

También ha dicho que en ningún momento pidió aportaciones "de ningún tipo", aunque sí ha admitido que la Virgen reclamaba la construcción de una ermita para que las personas pudieran ir a misa. Ha indicado que tras mostrar este deseo la Virgen, algunos feligreses dieron donativos con los que compraron un piso en Benaguacil. "Se compró a petición de la Virgen", ha reiterado.

Frente a estas afirmaciones, uno de los denunciantes que perteneció durante algunos años a la asociación, ha asegurado en su declaración que el supuesto cura pedía dinero, y que en sus retransmisiones de la Virgen afirmaba que había que construir una ermita porque estaban todos condenados y porque el único sitio donde se iban a salvar era en el convento.

También ha señalado que los adeptos a la asociación tenían que pagar unas cuotas mensuales y que vio en una ocasión como el padre Ángel le pidió el piso a una mujer que quería formar parte de la asociación. "Sólo le interesaba que el piso estuviera a su nombre y coger su dinero", ha añadido. Además, ha calculado que su madre, que estuvo mucho tiempo en la congregación, debió de darle alrededor de ocho o diez millones de pesetas.

Sobre este asunto, el instructor del atestado ha afirmado en su declaración que los agentes que realizaron un registro en el convento encontraron unos 40 millones de pesetas distribuidos en sobres, además de una gran cantidad de joyas. Ha explicado que la investigación se abrió tras una carta recibida en Subdelegación de Gobierno y ha asegurado que pudieron averiguar que el supuesto cura compraba propiedades y las ponía a su nombre con el dinero recaudado por feligreses, y que también se solía quedar con sus pensiones. "Era tan burdo que llamaba la atención", ha aseverado.

Respecto a las propiedades, el padre Ángel ha explicado que desde el primer momento se negó a que las compradas con el dinero y préstamos de los feligreses para construir un nuevo convento en Picassent se pusieran a su nombre. "Me negué rotundamente a que pusieran a mi nombre absolutamente nada", ha reiterado.

No obstante, ha indicado que ante la posibilidad de que entre los adeptos no se pusieran de acuerdo y posteriormente algunos quisieran vender las adquisiciones, accedió a que los bienes fueran a su nombre. "No me gusta estar aquí sentado por ninguna razón. Porque está todo a mi nombre y yo no tengo nada", ha indicado el acusado. Además, ha reconocido que también abrió varias cuentas como titular y co-titular por el mismo motivo.

En concreto, según el relato del ministerio público, el supuesto cura compró propiedades inmobiliarias en los municipios valencianos de Picassent, Gandia, Valencia y Benaguacil y no efectuó, en los ejercicios fiscales comprendidos entre 1992 y 2003, ni pago de tributos ni declaración de la renta o patrimonio alguno.

El supuesto cura ha explicado que la compra-venta de estos inmuebles y terrenos tenía como fin la construcción de un convento en Picassent, puesto que el que tenían se había quedado pequeño. Además, ha reiterado que aunque las propiedades estuvieran a su nombre, "todo era de la asociación, y los feligreses lo sabían". "Las personas de la asociación confiaban en mí y sabían que lo que compraban se ponía a mi nombre pero que no era para mí", ha dicho, y ha agregado que "lo que la comunidad decía, yo hacía".

Al ser preguntado por qué no realizó la declaración fiscal de estos inmuebles, ha respondido que "no se ha hecho por estar mal informado y mal asesorado", y "ante ello me siento culpable", ha dicho. Así, ha aseverado que su abogado les decía que por ser religiosos estaban exentos de hacer la declaración. También ha señalado que no recuerda haber leído en ninguna carta del banco la obligación de tener que hacer la declaración de la renta.

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