El ex gerente de Emarsa reconoce en una autodenuncia la trama de los lodos y pagos de 100.000 euros para comidas del PP

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El ex gerente de la Entidad Metropolitana de Aguas Residuales (Emarsa), Esteban Cuesta, ha dado marcha atrás en las declaraciones que hasta el momento ha realizado ante el juez que instruye el conocido como caso Emarsa y ha reconocido que sí había una trama en la gestión de los lodos. Asimismo, ha descrito cinco o seis pagos de 20.000 euros cada uno al expresidente del PP de Valencia y concejal en el Ayuntamiento, Silvestre Senent, para financiar comidas del PP.
Así consta en el escrito que ha presentado este jueves Cuesta ante el juzgado de Instrucción número 15 de Valencia, que investiga un agujero económico en la gestión de la depuradora de Pinedo, dentro del 'caso Emarsa', que asciende al menos a 25 millones de euros. En el acto estuvieron presentes Cuesta, su abogado, el juez y la fiscal del caso.

En este escrito, que es una autodenuncia, lo primero que hace Cuesta es asegurar que está "totalmente arrepentido" por haber participado en los hechos delictivos que se están investigando, y avanza que va a colaborar "para que se sepa la verdad de lo ocurrido".

Asimismo, asevera que la trama de los lodos la urdieron, junto a él, el expresidente de Emarsa y exalcalde de Manises (Valencia), Enrique Crespo; el exgerente de la Entidad Pública de Saneamiento de Aguas Residuales (Epsar), José Juan Morenilla; y el exjefe de Explotaciones de esta entidad, Ignacio Bernácer.

"Al inicio no entendí muy bien cuál era el sistema, pues el nuevo era yo, pero luego me lo dejaron claro Enrique Crespo, José Luis Sena --socio de Notec--, Morenilla y Bernácer", indicado Cuesta a este respecto, y deja constancia en el escrito de que le comentaron que unas empresas iban a realizar las tareas "de verdad", y otras iban a facturar por la diferencia.

"Las empresas de Roca y Notec se quedaban la parte más importante, no sé ni cuánto es, y Enrique Crespo, Morenilla, Bernácer y yo, por partes iguales, recibiríamos una gratificación". Esto "no lo iba a saber nadie", puesto que según le comentó Crespo, controlaba "muy bien" a muchos consejeros y en la Emshi "estaban al tanto de todo".

A través de este procedimiento, al principio, durante el periodo de mayo de 2005 a mayo de 2007, ellos sacaban unas cantidades, que no superaban los 1.000 euros, con unas tarjetas a nombre del empresario Ignacio Roca, imputado en la causa y actualmente en paradero desconocido: "yo disponía de las tarjetas mías y las de Morenilla, hice extracciones y le daba su parte a Morenilla en varios lugares según la ocasión. Bernácer y Crespo disponían de las suyas", aclara.

Por este sistema, según manifiesta Cuesta, se apropiaron de unos 120.000 euros cada uno. En el año 2007 --prosigue-- se cambia el sistema hasta el 2009 y Sena le hacía entregas "discontinuas" de dinero en metálico que repartía a partes iguales entre los cuatro: Bernácer, Morenilla, Crespo y él.

Afirma que "curiosamente", el día que le entrega Sena el dinero, recibía la llamada de Crespo indicándole siempre: "tráeme el dinero ya". El dinero lo transportaba en cajas en su coche y se lo entregaba a cada uno por separado. La cifra aproximada es de 180.000 euros cada uno. En total, son unos 300.000 euros cada uno por todo el periodo, sumando ambos sistemas, dice. Cuesta manifiesta en el escrito que "como todo se sabía" en la planta, no se tuvo "más remedio" que dar un sobresueldo de 400 a 1.000 euros al mes, "simplemente por su silencio, distribuidos y controlados contablemente por Santos Peral --entonces director de contabilidad de la entidad--".

Asimismo, el ex gerente, quien niega haber tenido lingotes de oro, indica que es "totalmente cierto" que Emarsa ha pagado "multitud de comidas y cenas" tanto suyas, como de Crespo, Arnal, Chanin y Silvestre Senent, "por asuntos que nada tenían que ver con la misma".

En esta línea, señala que aproximadamente unas cinco o seis veces, del 2005 a 2009, a petición de Senent, se abonó en efectivo por Santos Peral, con dinero de Emarsa, una cantidad de 20.000 euros cada vez para el pago del homenaje a los afiliados del PP en Valencia en un restaurante.

"Senent --afirma-- llamaba directamente a Santos Peral para que preparara el dinero, se lo entrega y luego, pasado bastante tiempo desde la realización del evento, me pasaban la factura para su firma. Según todos ellos era práctica habitual de antes de mi llegada. No tengo ni idea de cómo está contabilizada", asevera.

En cuanto a los regalos, asegura que es Crespo el que le dijo que había que confeccionar una lista para hacer regalos: "Siempre pensé que no me podía negar, pues era mi presidente quien me lo solicitaba y los ordenaba personalmente y, además, era cierto que se habían realizado desde siempre, sin que nadie dijera nada".

Por otro lado, asegura que fue Enrique Arnal y su hermano quienes "un día" le manifestaron la posibilidad de hacer unos cursos "ficticios" para que sus empresas obtuvieran recursos. "Hicieron lo que quisieron. He comprobado que algunos sí que fueron realizados, los presenciales, pero una gran parte no, sobre todo on line", señala.

Además, afirma que su exsecretaria, Marisol Gálvez, era la "chica/espía" de Crespo en la Edar: "compartió muchas cosas con Enrique Crespo, no solo población, sino mucho más, incluso fue coordinadora de la presentación de candidatura a la alcaldía de Manises en 2007". "Hasta sus padres recibieron puntualmente regalos de Emarsa, y mensualmente ha percibido un sobresueldo de unos 400 euros mensuales ordenados por el presidente", asevera.

En otra parte del escrito, Cuesta, quien afirma que no le queda más remedio que solicitar un abogado de oficio por no poder pagar a su letrado actual, mantiene que ni hizo ni tiene ningún negocio con la hermana del expresidente de la Generalitat Francisco Camps: "Me comentó en una ocasión la posibilidad de conseguir empresas de mármoles que los suministraran a una empresa de Bilbao con urgencia, pero desconocía totalmente ese sector y no pude aconsejar ninguna", dice.

En esta línea, agrega: "Mi mujer jamás ha cuidado a los niños de nadie y por no conocer, ni conoce a los hijos de Francisco Camps ni ha estado nunca en su vivienda". Ella, indica, "nunca ha sabido nada de nada, y ese dinero lo tenía que manejar fuera del ámbito familiar, porque mi mujer nunca lo hubiera consentido".

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