‘Doble o nada’, una obra donde el teatro es el todo por el todo

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Partamos de esta premisa: El director de un importantísimo periódico, afectado por el cáncer, debe dejar su puesto en favor de uno de sus dos subdirectores (correspondientes al área digital y la de papel). Una es una joven mujer y el otro, un hombre. Las interrogantes del director, para dar cabida a su sucesor al frente del medio, abordan cuestiones ética, morales, profesionales, personales y…, unas cuantas de orden maquiavélico.  ¿Qué elementos influirán para tomar esa decisión?, ¿Qué valores en juego pondrá el director: ¿la capacidad?, ¿el sexo?, ¿la experiencia?, ¿la audacia?, ¿el engaño?, ¿la trampa?, ¿la voluntad?…

Paula Cancio y Miguel Ángel Solá posan durante la presentación de la obra. (Foto-Roberto Fariña).

Definir de entrada que el planteamiento de ‘Doble o nada’ es un thriller psicológico que toca temáticas como el poder, la igualdad de género o el arribismo profesional es enmarcar la pieza en su valor más expuesto a nivel de dramaturgia. ‘Doble o nada’ es un duro y brillante texto que explora (e incursiona) en las aristas más oscuras de la persona y en los tejidos del poder y (en diversas capas y niveles) por quienes participan de él o pululan en los territorios de sus fronteras.

Miguel Ángel Solá y Paula Cancio suben a las tablas del Teatro Talía esta obra plagada de premios desde su estreno en Argentina en 2017 bajo el nombre de ‘Testosterona’, surgida de la mano de la mexicana Sabina Berman en 2014, y a la que posteriormente Solá pidió cambiar su título por el actual. Hay algo muy esclarecedor en la sinopsis de la obra y es por donde apunta la trama de su argumento:  “Una obra de impacto emocional, llena de vericuetos y dobles lecturas, en la que nada es lo que parece ser, y en la que la traición y el amor son giros continuos de esa falsa rosca llamada Poder”. Dobles lecturas, giros continuos, trama con vericuetos (subtramas), apariencias…, ahí radica la fuerza de esta intrincada pieza que, pese a su apariencia de cajas chinas, golpea de lleno en los engaños personales para lograr un objetivo (envenenado muchas veces), de llegar a lo más alto.

Ricardo, director del medio (Solá), instado por Consejo de Administración del medio debe decidir a quién pone al frente deel cargo y para ello tendrá que optar entre uno de sus dos subdirectores. Mikaela (Cancio), una mujer joven, atractiva, audaz y comprometida socialmente o…, un varón (Beteta, protagonista ausente sobre el escenario, pero de fuerte presencia en el argumento y la trama), sujeto de aparente perfil bajo pero de ladinos comportamientos y acciones categóricas y sibilinas. La decisión de Ricardo fluctuará sobre varias cuestiones tales como la desigualdad y los prejuicios instalados en un mismo espacio laboral, la capacidad de liderazgo, la presión social, los intereses económicos y…, también por qué no, sobre la manipulación y el engaño. Las cartas en ‘Doble o nada’ se van exponiendo poco a poco como un juego de póker en donde el engaño se ofrece dosificado y en constante in crescendo. El final de la partida se resuelve como está establecido en el buen teatro de tensión dramática y fuerte carga psicológica: sorpresivo y de lectura abierta.

Cancio y Solá protagonizan 'Doble o nada'. (Foto-Roberto Fariña).

Las tablas de Solá quedan en evidencia desde el primer minuto en que irrumpe en escena, su calidad y oficio desborda el proscenio. Todo un lujo de actor dando vida a un ser hábil, mezquino, frágil y astuto a la vez. Brillante Cancio en su papel de joven que aspira a la dirección dejando al descubierto su belleza, su sinceridad y sus ideales pero jugando con malicia sus posibilidades de ascensión hasta el último segundo.

La dirección de Quique Quintanilla deja ver un escenario funcional pero opresivo, en la oficina del director, en donde el sonido de una fuerte tormenta subrayará su sustantivo valor en la dramaturgia.

‘Doble o nada’ es una pieza teatral de enorme fuerza actoral y textual donde el todo o nada (o el todo por el todo), sirve como una aguijonazo a una sociedad descompuesta en etiquetas, dogmas, prejuicios y trampas extendidas por sus venas.

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