‘Conversaciones’, para el banco de Beniparrell

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El otro día coincidí con un colega periodista, de ese tipo de personas que pese a la escasa asiduidad con la que nos vemos vas entablando amistad. Y me invitó a charlar en una sala de reuniones de su redacción de periódico, en un ambiente que me recordaba por el color, el formato de nuestro encuentro y el tono distendido, a esas ‘Conversaciones’ que un conocido banco ha promovido a través de parejas de personajes públicos.

sillones tu y yo

Y hablamos del espacio laboral, del nuestro, de cómo las redacciones de periódicos ya no bullen con ese quehacer antaño ruidoso, de cómo las absorciones y fusiones, de cómo los ERE’se Internet están esquilmando un sector que representaba una de las patas importantes de la mesa de la democracia. E hicimos extensivo ese lamento a emisoras de radio y televisiones. Constatamos como ni en el mejor de los momentos (entre 1995-2005) para los medios fue un negocio saneado. La escasez de recursos ha provocado que las emisoras funcionen con lo mínimo y las nuevas tecnologías ‘han ayudado’ a ello. Las televisiones comarcales y municipales que sembraron de ‘alcachofas multicolores’ nuestro territorio se han extinguido, casi en su totalidad, y las que resisten, lo hacen como los maquis, a fuerza de tirarse al monte, escapando del cautiverio al que les sometía la administración local de turno.

Y en ese momento le dije: ‘Vicente, y ¿qué hacemos ante la diáspora que provocará en breve el Ente? Ese mismo que albergaba junto a buenos profesionales, un gran número de estómagos agradecidos’.

‘No lo sé, Pedro’ –me confesó. ‘Solo sé que son muchos, muchos más los que ya han tenido que buscarse la vida por otros derroteros, lejos del periodismo. Y este desembarco que ya se ha iniciado, nos trae a la orilla a profesionales viciados, y lo digo desde el mayor de mis respetos. Los que llegan no tienen el cuerpo preparado ni para la realidad de siempre de este mercado, ni mucho menos para cómo ahora se halla’.

‘Y ¿qué me dices de los que se van licenciando año tras año?’ –me suelta él. Me quedé un segundo pensando y le respondí: ‘ya no es sólo nuestro problema, me refiero a los titulados que salgan de periodismo… Vengo de hablar con los ingenieros Industriales, Agrónomos y de Caminos y están pasando por lo mismo; tengo amigos arquitectos que no visan ni proyectan; ¿qué harán, por ejemplo, los publicistas y relaciones públicas? Si los medios de comunicación están heridos de muerte, si las agencias están cayendo a menos que se reconviertan, qué harán las Centrales de medios, qué ha sido del sector publicitario en el que no sé ni como resisten las marcas de automoción, los perfumes por navidad o cualquier otro campo de actividad vinculado a la estacionalidad, ya sea moda, juguetes, alimentación o cerveza, por poner algunos ejemplos’.

A ambos nos sobrevino un atisbo de esperanza, en el fondo, porque amamos nuestra profesión. Me refiero a que la red asume parte del negocio que se ha perdido en la calle, solo que la rentabilidad no es la misma ni de lejos. Y pensamos que deberá haber, por tanto, una criba y si el ‘gratis total’ es algo de lo que nunca hemos disfrutado en nuestro día a día off line, también deberá llegar a ese mundo digital en el que nos desenvolvemos. Una cosa es compartir conocimientos y otra bien distinta que un servicio no esté sujeto a una contraprestación. Y la información siempre fue un servicio en si mismo.

Aquello de que ‘la verdad nos hará libres’, sigue siendo tan cierto como lo que venimos escuchando en estos días: ‘solo el contenido nos hará diferentes’. Tomemos, pues, buena nota los comunicadores.

Y finalizada nuestra conversación, nos despedimos, sabiendo que, de un modo u otro, seguiremos en contacto.

P.D. Dos lecturas (espero que) recomendables: El último que apague la luz y ¿Para qué servimos los periodistas? (hoy). 

Pere Ferrer | Asesor en comunicación | @perefe | Colaborador en el blog Comunicación de Resistencia

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