Carlos Errando y Rafael de Luis reflexionan sobre el cambio climático y la ciudad en el MuVIM

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El MuVIM acoge dos exposiciones, encuadradas en el ciclo ‘Memoria y cambio Climático’, de los artistas Carlos Errando y Rafael de Luis, con los títulos ‘Un futur imperfecte’ y ‘València, 1980+40’, dos muestras que “nos hacen reflexionar sobre nuestras acciones y sus repercusiones en el futuro a través de los fotomontajes de Errando; y desde el recuerdo de las fotografías que nos evocan la historia de la ciudad de València con la mirada de Rafa de Luis”, subraya la diputada del MuVIM, Glòria Tello.

Carlos Errando, con su exposición ‘Un futur imperfecte’, nos ofrece una reflexión visual a través de fotomontajes singulares y distopías, esas representaciones ficticias de una sociedad futura con características negativas causantes de la alienación humana, para mostrarnos un supuesto y tal vez posible escenario catastrófico causado por el cambio climático.

'Un futur imperfecte’ nos ofrece una reflexión visual a través de fotomontajes singulares y distopías.

Errando es un artista minucioso y dedicado que utiliza solo sus propias fotografías. Sus obras son una suma de tomas diferentes sobre el mismo objeto, edificio o paisaje, que ajusta de modo manual como un artesano fotógrafo, controlando la luz, la perspectiva, la uniformidad y el encaje. La cantidad de información que cada obra finalizada posee la convierte en una fotografía de altísima resolución, imposible de conseguir con un fotomontaje simple, mostrándonos una València futura posible, adentrándonos en la reflexión sobre la crisis climática.

‘València 1980+40’

Rafael de Luis, a través de ‘València, 1980+40’, nos permite rememorar y callejear en la memoria de la ciudad. El artista nos ofrece su visión personal de la ciudad con imágenes cautivadoras. Son un documento histórico de una ciudad existida. El fotógrafo nos ofrece sus ojos al ser el responsable de la temática elegida, encuadres, personajes y edificios. Cierta nostalgia de un momento que siente fugaz e irrepetible y cuya aura de desaparición se presiente, embarga sus trabajos.

Rafael de Luis toma fotografías en una situación política predemocrática llena de expectativas de libertad, amnistía y autonomía, sus intereses, sus ilusiones, estaban condicionadas por su juventud y por el momento. La visión de estas obras suscitará recuerdos para los que conocieron esa València de hace cuarenta años y esperanza de que la evolución de nuestra ciudad, con el paso de los años, permanezca cada vez más habitable, bonita y humana.

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