Creo que se ha perdido el valor de la imagen. No el valor de comunicar, pero sí el de transmitir. Hoy en día, todos llevamos una cámara en el bolsillo y hacemos fotos sin ton ni son para inmediatamente subirlas a las redes sociales. Ya no importa el qué queremos contar con esa imagen, sino que se vea que has estado allí.
¿Cuántas veces hemos hecho una foto y hemos pensado “esta la subo al Facebook”? No las subimos por explicar una historia, las subimos para captar el momento, un momento importante (o no) pero que no tiene un valor informativo y, a veces, ni siquiera estético, por muchos filtros de Instagram que utilicemos.
Sin embargo, hubo un tiempo en que una foto era algo muy importante. Contaba la historia de esa persona y no tenía la urgencia de la instantaneidad, sino el valor de durar en el tiempo.
Hace unos meses me encontré, en casa de mis abuelos, una caja de zapatos llena de fotos antiguas (¿por qué las fotos antiguas siempre se guardaban en cajas de zapatos? ¿Resisten mejor el paso del tiempo?), algunas de hace un siglo. Dejé lo que estaba haciendo para sumergirme en ese relato de la historia de mi familia. Fue como si mis antepasados me contaran como era su vida, cómo eran las costumbres de la Valencia de principios de siglo XX.
Y me senté a escuchar lo que narraban esas imágenes: historias de una huerta que ya no existe, de hombres y mujeres trabajadores y de niños a los que les hacían posar de manera ridícula… Cuentan una vida muy diferente a la de hoy en día, pero con la que podemos identificarnos inmediatamente (vale, yo no vestiría a mi hijo como un barquillero en miniatura, pero hoy en día los disfrazamos de cualquier cosa sin problemas, ¿o no?).
Y de eso se trata. Dar testimonio de una realidad, comunicar. La fotografía es un sistema de comunicación, tan potente como cualquier otro, a veces incluso mayor. Solo hay que echar un vistazo a alguno de los ganadores de los Pulitzer para comprobarlo. O sin ir más lejos, recorrer la muestra de fotoperiodismo valenciano que todos los años organiza la Unió de Periodistes.
Los medios de comunicación lo han entendido muy bien y la imagen ha ganado terreno al texto. El dicho, “una imagen vale más que mil palabras”, es cada vez más real en nuestros días. Y lo dice alguien que ha hecho de la palabra su profesión. ¿Os imagináis comprando uno de los periódicos de principios de siglo, donde todo era texto y sin ninguna imagen que atrajera tu atención? Intentadlo, es difícil pasar de la primera columna.
Vicky Beneyto | @ViBeneyto | Periodista | Colaboradora en el blog Comunicación de Resistencia