Una empresa de Quart lanza un tratamiento preventivo más efectivo e inocuo para los pinos con procesionaria

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Paimed, empresa del grupo Projar, radicada en Quart de Poblet y especializada en jardinería urbana, ha aplicado un tratamiento inocuo y respetuoso con el entorno pero muy efectivo para los pinos afectados por la procesionaria. El tratamiento, que se realiza de forma preventiva desde los meses de octubre a enero, ha logrado minimizar esta plaga en jardines, parques y colegios que contaban, año tras año, con pinos afectados por esta plaga en zonas como la localidad valenciana de Carlet.

procesionaria-projar-1La compañía está aplicando un tratamiento mediante el que se inyecta abamectina, mediante endoterapia a los ejemplares. Esta técnica consiste en la realización de varias inyecciones en el tronco, dependiendo de las dimensiones del árbol, en torno al metro de altura con unas agujas que van acorde a la estructura y rugosidad de su tronco. En estas inyecciones se introduce la abamectina que circulará por todo el xilema del árbol y llegará a todas  sus ramas.

La ventaja de la endoterapia, respecto a otras técnicas, es que se trata de un método alternativo al fitosanitario que evita las atomizaciones. De este modo, se puede realizar a cualquier hora, sin cortes de tráfico y sin peligro para los vecinos. También se acaba con la contaminación al medio ambiente, los suelos y las aguas. Además, minimiza las alergias en la población y llega hasta el último rincón del árbol.

Años de investigación

Según la responsable de Mantenimiento de Paimed, Gema Palanca, detrás de esta técnica hay años de investigación, ya que “para este tipo de plagas habíamos probado varios tratamientos, que además de no llegar a ser completamente efectivos, son excesivamente caros”.

La procesionaria es un insecto defoliador que crea muchos problemas en las pinadas y en la salud de personas y animales. Las larvas pasan por cinco estadios y mantienen  un comportamiento gregario. A partir del tercero disponen de unos pelos urticantes o dardos en unas bolsas que sueltan las orugas cuando se sienten amenazadas y que liberan histamina.

Se depositan dentro de unas bolsas en los pinos y, tras alimentarse, durante el día, acuden al árbol por las noches. Es en esta fase cuando tiene lugar la formación de los bolsones o nidos de invierno y, por tanto, el emplazamiento definitivo de la colonia.

Estas larvas, hacia el final del invierno, cuando los huevos se han convertido en orugas y completado sus cinco estadios de desarrollo larvario, bajan en procesión, unas detrás de otras, por el tronco del pino, hasta buscar un lugar en la arena donde enterrarse para crisalidar y poder  convertirse en mariposas, completando cada año el ciclo.

Se trata del insecto defoliador más importante que afecta a los pinos a nivel nacional. Se alimenta de los géneros Pinus y Cedrus. Su peligrosidad va más allá del propio árbol o la estética puesto que es común en pinadas recreativas, jardines o colegios.

En este sentido, sus urticaciones pueden dañar y ser extremadamente peligrosas por contacto para animales domésticos y niños. De hecho, el contacto con la procesionaria puede producir dermatitis, lesiones oculares y alergia. Por lo general, tiende a desaparecer, pero si la reacción no desaparece y afecta a las vías respiratorias o a una persona especialmente alérgica se trata de una emergencia porque puede producir un shock anafiláctico.

El aumento y la proliferación de la plaga, depende de las temperaturas y las lluvias que haya habido durante el invierno. Aunque, por lo general, es una plaga a la que le gusta el calor. “En la bolsa del pino llegan a estar a 30 grados, por lo que prefiere las zonas más cálidas de España como la franja mediterránea y la zona de Andalucía”, explica Palanca.

En este mismo sentido, la Responsable de Mantenimientos de Paimed indica que “este tratamiento se aplica mucho en colegios con pinadas, donde puede afectar de forma muy directa a los niños. No es un tratamiento con un coste especialmente elevado pero si es altamente efectivo y respetuoso con el medio ambiente”.

La abamectina es la única sustancia química autorizada para realizar este tratamiento y cuando la larva come de ella se muere e impide que se desarrolle y llegue a ser una oruga pero, sin embargo, no afecta al árbol.

“La cantidad de producto va a depender de las dimensiones del árbol ya que se realizan inyecciones cada 15 o 20 centímetros de perímetro de tronco. Si es un pino pequeño, se pueden realizar tres inyecciones, mientras que si es un pino grande se han de realizar unas doce. El tratamiento ya es efectivo con una vez que se realicen las inyecciones, aunque si un año la plaga es muy persistente, será necesario repetirlas. Lo óptimo es hacer este tratamiento de octubre a enero, todos los años para prevenirla”, explica la técnico de Paimed.

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