Siete jóvenes informadores recorren cada día la playa de Puçol para garantizar la seguridad ante el Covid-19

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Está siendo un verano atípico para el turismo y también para los vecinos. El coronavirus ha obligado a poner en marcha una serie de medidas inéditas hasta ahora en nuestras playas, entre ellas un Plan de Contingencia municipal, unos operadores de playa a nivel autonómico y unas normas y recomendaciones de aplicación en el ámbito nacional.

El Plan de Contingencia elaborado por el Ayuntamiento de Puçol, para el uso de la playa durante este verano, ha supuesto unas medidas más exigentes que en años anteriores: mayor limpieza (en todos aquellos elementos del mobiliario urbano, especialmente lavapiés, sombrillas y papeleras), suspendido el baño asistido (aunque se ha mantenido la playa accesible), aforo limitado (que en la práctica se ha aplicado únicamente algún fin de semana), información sobre el uso de las 18 pasarelas (con señalización de entrada y salida, para mantener distancias)…

Junto a todas estas medidas, la Generalitat Valenciana puso en marcha a comienzos de verano un proyecto para crear empleo y, al mismo tiempo, mantener informados a los usuarios de todas las playas valencianas: mil plazas de operadores de playa.

Siete son los que han correspondido a Puçol, jóvenes menores de 30 años, con carnet de conducir, con contrato del 24 de junio al 7 de septiembre, trabajando de 10 a 20 horas, con turnos de 2 días de trabajo y 2 de descanso. Ellos son: Javi, Óscar, Alba, Lidia, Óscar, Nerea y Teresa, supervisados por David y Constantino.

Las funciones de este grupo de operadores, a los que algunos vecinos han bautizado como "Covidgilantes de la playa", vienen marcadas por la Generalitat y, como recuerda el concejal Paco Salavert, sobre todo consisten en "velar por el cumplimiento de las medidas de seguridad, controlar el acceso y aforo de cada playa, recordar los itinerarios para entrar y salir de la arena, en caso de incidencias, deben avisar a la Policía Local y, si surge alguna emergencia, han de ponerse en contacto con el 112".

Como es lógico, en los primeros días su faena fue algo más dura: no todos sabían las normas y algunos no reconocían a esos informadores, pese a ir uniformados y acreditados.

"Pero eso sucedió los primeros días, en seguida se normalizó la situación y hoy nos ven y nos saludan muchos vecinos", recuerda Javi, para quien el trabajo le ha venido de maravilla porque sus padres tienen un apartamento en la playa de Puçol desde hace años, así que para ir a trabajar apenas tiene que dar un paseo.

"En general, cuando nos acercamos a algún usuario de la playa ya sabe quiénes somos y atiende nuestra petición sin problemas. Suelen ser casos de niños jugando en el borde del mar, alejados de su familia, o personas que instalan su sombrilla demasiado cerca de otras», finaliza el joven operador. «Además, atendemos todo tipo de dudas que nos preguntan los bañistas".

Con el paso de los días, estos dos grupos (uno con las cuatro chicas y otro con los tres chicos) ya son caras conocidas por los vecinos de la playa, que los ven paseando no sólo por la arena, también por el paseo marítimo y, sobre todo, por la primera línea de costa, donde su imagen con uniforme y mascarilla resulta de lo más llamativa.

Afortunadamente, está siendo un verano tranquilo, con pocos incidentes, y aunque ha habido que acudir en ocasiones a la Policía Local y a Servicio de Socorrismo, para atender emergencias, la playa de Puçol continúa siendo un lugar tranquilo, preferentemente un destino familiar, con un agua en excelentes condiciones (como demuestran los análisis semanales) y en el que sólo se echa a faltar esa programación de actividades para vecinos y turistas, este año suspendida porque la seguridad es lo primero.

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