Podemos con la Monarquía

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El lenguaje y la comunicación se convierten en pieza clave en estos días y el que no lo quiera reconocer que se lo pregunte a  Cospedal que ella se lo explica perfectamente ‘en diferido’ o a  Arias Cañete que sin quererlo la puede acabar liando o a  Borja Sémper que les puede describir como meterse en un jardín lleno de cardos o a  Inda que es todo un ejemplo del periodismo zafio y obsoleto.

Caso aparte merecería saber cómo preparar una entrevista, debate o intervención según sea el canal (prensa, radio, TV y ahora incluso el chat virtual con fans o seguidores). O que se lo vuelvan a preguntar a  Valenciano, que ‘abandonó’ un día entero la campaña para prepararlo ¡quién lo diría! O a Arias Cañete que montó un conclave en la calle Génova el mismo día por la mañana, ¿para qué? Para balbucear luego, leer folios o bajar simplemente al ruedo del ¡y tú más!

tvsTenemos políticos de medio pelo que desprecian el valor de la comunicación, en el fondo porque no están preparados (como para casi nada) y eso les genera miedo ¿O no recuerdan al de las comparecencias, que no ruedas de prensa, desde el escaparate de MlLAR?

Es tan importante el lenguaje y la forma en que se representa que les voy a poner un ejemplo gráfico relacionado con el título de este mismo post. Se trata de dos frases de tan sólo cuatro palabras cada una. Algo nimio, pero determinante en el significado. Compruébenlo:

 

Caso 1: Podemos, con la Monarquía.

Caso 2: Podemos con la Monarquía.

¿Es lo mismo? ¿Qué ha cambiado? ¡¡¡Una simple coma!!! Se explica por sí solo y resulta obvio, pero una simple ‘coma’ es el abismo que hay entre una formación como Podemos que en el caso 1 mostraría su hipotético apoyo a la institución monárquica; o lo más creíble, que en el caso 2, el líder al frente de esta formación, al grito de ‘Podemos con la Monarquía’ y haciendo un guiño a su marca a través del lenguaje, mandara cargar a sus huestes contra la Casa Real.

rajoyCon este simple ejemplo de puntuación pueden hacerse cuenta de la importancia del lenguaje y la comunicación que, para colmo de los que nos dedicamos a ello, evoluciona más que los Pokémon de mis hijos.

He aquí otro modelo que bien ha analizado nuestro compañero bloguero,  Álvaro Mohorte, ¿qué tiene en común una intervención de  Pablo Iglesias entrevistado por Ana Pastor o  SM en su mensaje al mundo de abdicación a la Corona? NADA,  rien de rien. Al margen de con quién puedas estar de acuerdo, el Rey se despidió de la misma forma que se presentó hace 38 años: leyendo; eso sí, pasó de leer en papel al teleprompter y a esto habría que sumarle grandes dosis de cartón, de acartonamiento, adquirido, además, de forma inevitable por la edad. En cambio, el nuevo líder de la izquierda se presenta curtido en buenas plazas: profe de universidad, contertulio en la trinchera (13TV e Intereconomía, ahí es nada), con un programa de TV propio y con un discurso natural, actual, ordenado, directo, con sus palabras clave y rabiosamente claro.

Se podrá estar, como digo, de acuerdo o no, pero domina el medio y el nuevo medio: la red. Y dos cosas tiene a su favor: juventud, porque a ese verbo fácil le acompaña una memoria prodigiosa y una cultivada cultura. Y con la suma de las dos hace estragos ante los dinosaurios televisivos.

Desde luego, son nuevos/buenos tiempos para la comunicación como apunta ese conocido spot de Vodafone del que muchos periodistas aún no acabamos de pillarle el punto.

Pero lo cierto es que en la nueva comunicación prima el directo-directo y el que lleve el mensaje enlatado o en diferido… simplemente está jodido.

Pere Ferrer | Asesor en comunicación | @perefe | Colaborador en el blog Comunicación de Resistencia

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