Septiembre es considerado como el mes por excelencia para la concienciación en la prevención del suicidio y la búsqueda de una buena salud mental y teniendo en cuenta los escalofriantes datos oficiales de 11 suicidios al día.
Es momento de concienciarnos del grave problema que sufren miles de familias, así como es momento de tener cada uno de nosotros Responsabilidad Social un tema tan necesario para poner encima de la mesa como es el suicidio, es un drama que tenemos que darle soluciones ya.
El grito de las personas que se quieren suicidar no se oye. Es sordo para las Administraciones. Algo no se está haciendo bien. Los datos nos confirman que no está funcionando ni la detección ni la intervención por parte de los servicios públicos implicados. Estamos obligados a tomar cartas en el problema y empezar nuestra particular lucha contra esta lacra.
Hemos de empezar a ser contundentes en pedir que la Administración en general y la Sanidad en particular consideren que se ha de invertir muchísimo más en recursos necesarios y no en otros gastos banales como se está haciendo, hay que conseguir una buena salud mental. Y se debe hacer hincapié en la calidad en atención hospitalaria, así como en atención primaria. Sobre todo, con más personal y más centros de intervención.
Hay que centrar nuestra atención en colectivos como los jóvenes, que necesitan que se relajen los tiempos entre citas y se les dote de más psicólogos en la red pública, esto en muchos casos evitaría tanta receta de pastillas para controlar la enfermedad. Está demostrado que el impacto de las crisis en colectivos vulnerables siempre es más grave.
Hay que conseguir que en colectivos vulnerables podamos detectar la enfermedad precozmente para intervenir cuando todavía no se ha convertido en crónica y conseguir el bienestar emocional en los grupos sociales más vulnerables, como son Jóvenes personas mayores y las personas con discapacidad.
Hay una necesidad urgente de un sistema sólido de prevención, promoción y atención de la enfermedad mental. La sociedad necesita de políticas que faciliten y alivien la vida de estas personas y de los que les rodean, con un compromiso sanitario y político.
Es un error normalizar, que tantas personas necesiten pastillas para poder dormir, levantarse o vivir, o que el trabajo produzca ansiedad y que el sufrimiento se viva en soledad.
Hay que ser valientes y hablar del problema y en especial es necesario en cuanto al suicidio, hablar de él, visibilizarlo y actuar en consecuencia.
La estrategia de Salud Mental debe incluir acciones que combinen comunicación, prevención, diagnóstico y tratamiento de personas con propuestas concretas. Esta apuesta pasa por potenciar la asistencia psiquiátrica no hospitalaria, que comienza con el
diagnóstico, continúa con todo el seguimiento clínico y humano, y que trasciende los límites de los centros sanitarios y sociosanitarios, es imprescindible que se potencie dotando de recursos, personal especializado suficiente y realista a todas las unidades y centros sanitarios y sociosanitarios públicos, privados y concertados donde se trabaja con estos pacientes. Cosa que hoy por hoy, no se cumple.
Necesitamos más y mejores estrategias para la prevención y la detección precoz, así como mayor implicación de la ciudadanía. Los planes existentes son insuficientes.
Necesitamos psicólogos clínicos en colegios e institutos, con el fin de orientar a padres, profesores y alumnos. La comunicación debe ser más visual y efectiva y por supuesto, los Teléfonos de Atención al ciudadano donde los hay, dotarlos de los recursos necesarios para que no solo informen, si no que detecten y una vez lo hagan personalicen los casos y desde ahí deriven a los enfermos y familiares a personas formadas.
La salud mental es la enfermedad del siglo XX y la vencemos o nos vencerá como sociedad. Pongámonos todos manos a la obra.
[ José Enrique Aguar| Presidente de Contigo Somos Democracia | @aguarVila ]