Los gatos ‘universitarios’ buscan familia

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Ya se han convertido en unos habitantes habituales del campus universitario de Burjassot y ni estudiantes, ni profesores, ni trabajadores se sorprenden de ver merodear por los espacios al aire libre de la Universitat a diferentes gatos que han hecho del campus su cuartel general. Desde hace unos años, un grupo de voluntarios se encarga de darles de comer, esterilizarlos y, también, de buscarles familia.
Tienen sus propios comederos y están plenamente socializados. Los cerca de sesenta gatos que forman la colonia del campus están acostumbrados a vivir con gente pero, también, a disfrutar de la libertad que las instalaciones, acotadas pero no cerradas del todo, les confiere.

Los felinos comenzaron a llegar atraídos por la numerosa comida que los estudiantes dejaban por los rincones del campus. Cuando su presencia se hizo habitual y el número creció de forma considerable, un grupo de voluntarios (alumnos, profesores y personal de administración y servicios) decidió tomar las riendas de la situación e intentar evitar la proliferación de ejemplares pidiendo a la gente que no les diera de comer e instalando unos comederos donde sólo se les ofrece pienso.

Ese fue el principio de una labor que, con el tiempo, se ha ido ‘perfeccionando’. Actualmente –el grupo de voluntarios lleva trabajando desde hace 14 años aproximadamente- la quincena de voluntarios se encarga también de llevar a los ejemplares a esterilizar y de suministrarles la medicación cuando es necesario. Además, gestionan las posibles adopciones y los apadrinamientos.

Esta última modalidad consiste en que el padrino se encarga de controlar y jugar con su apadrinado. Durante el día, se encarga de visitarlo y de comunicar a los voluntarios si ha advertido algún problema, bien en el gato que tiene a su cargo o en los que están a su alrededor. Como explica Teresa Sagrado, una de las voluntarias, “los padrinos hacen una labor muy importante de vigilancia y control ya que los voluntarios no podemos estar al tanto de lo que ocurre a los 60 gatos de la colonia”.

Además de padrinos, el grupo también busca familias para los felinos y, aunque el año pasado consiguieron 33 adopciones, Teresa reconoce que la crisis también afecta a los animales de compañía: “hemos notado los efectos de la crisis porque la gente, en lugar de adoptar, abandona a sus gatos y la colonia se incrementa. En lo que llevamos de año, hemos conseguido trece adopciones”.

El trabajo de los últimos años ha llevado a que la colonia se haya mantenido en un número de individuos que los responsables consideran “aceptable” y que se sitúa en torno a los 60 felinos. Su empeño ha permitido también que su salud general haya aumentado, “lo cual hace que la inevitable convivencia ‘gatos-humanos’ haya mejorado”, señalan.

Según el grupo de voluntarios, “los objetivos crecen y, entre ellos, se vislumbra un futuro cercano, en el cual la Universitat de València incluya a la fauna felina de los tres campus de su jurisdicción entre sus principales compromisos, y dote a los colectivos voluntarios que se ocupan de proteger y cuidar este preciado bien, de los recursos y las infraestructuras adecuadas para conseguir una gestión eficaz de esta realidad”. © Celia Dubal/Hortanoticias

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