La Sala L’Horta propone a los más peques una experiencia inmersiva entre caballones y hortalizas

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Preparar la tierra, plantar esquejes y semillas, regar, observar cómo brota la vida y se convierte en productos esenciales para nuestra alimentación. Todas estas enseñanzas, tan arraigadas al patrimonio cultural valenciano no solo a través de la agricultura, sino también de las canciones y los cuentos relacionados con ella, forman parte del espectáculo ‘Horta’, creado y dirigido por Pau Pons para la compañía Horta Teatre. Este montaje, especialmente recomendado para público entre 3 a 7 años, regresa este domingo 20 de noviembre a la Sala L’Horta de Castellar-Oliveral, donde se celebrarán dos funciones, a las 11:00 y a las 12:30 horas.

Una imagen del espectáculo ‘Horta’, creado y dirigido por Pau Pons.

Se trata de una experiencia inmersiva en la que las niñas y niños ocupan el escenario para trabajar directamente la tierra y activar todos sus sentidos mientras recogen con sus manos zanahorias, lechugas y cebollas que después podrán llevarse a casa. Será para muchos su “primera cosecha”. A través del tacto, el olfato, la vista y el sonido de las canciones populares, “Horta” descubre historias, enseña la utilidad de objetos antiguos e invita a recuperar costumbres como la de oler e identificar herbetes. El objetivo último de esta producción - reconocida en 2019 con el Premio al Mejor Espectáculo Infantil de las Artes Escénicas Valencianas- es recuperar los valores arraigados en la tierra y a las costumbres valencianas más genuinas y ancestrales, contemporizándolas y adaptándolas a los intereses y los conocimientos de los más pequeños.

Una experiencia que combina la fuerza de la narración oral a través de la magia y la poesía de los recursos teatrales y escénicos. Una propuesta de teatro participativo que trabaja desde la ternura y la emoción, pero sobre todo desde el humor y la pedagogía.

“Mi iaio era labrador. Mi padre no. Pero a través de sus historias y los recuerdos que todavía viven en casa mía, he conseguido que la memoria de una forma de vivir asociada en el campo no se extinga. Ahora, pienso en mis hijos y no queda nadie que les cuente estas historias y les enseñe a distinguir una favera de una carxofera, qué es un cavalló o para qué servía un candil -explica Pau Pons, creadora y directora-. Por eso sentí que era necesario un espectáculo en el que fuésemos capaces de detener el paso del tiempo en un momento en que el estilo de vida moderna, la extensión de las grandes ciudades, los nuevos perfiles profesionales y la globalización, en general, están acabando con una forma de vivir y un paisaje que nos era propio y genuino”.

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