La impecable propuesta de ‘Threesome’ levanta el telón de la 10ª temporada de Sala Russafa

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Hay ganas, y mucha, de volver al teatro en la ciudad de Valencia. La reapertura de sus salas ha sido un soplo de aire fresco para el panorama cultural y un alivio (repito, un alivio) para los sufridos bolsillos de un sector castigado por la virulencia de una pandemia que sigue sembrando incertidumbre. Pese a ello, y al igual que hace más de dos mil años, el teatro muestra su fuerza y pervivencia frente a toda adversidad. Sala Russafa es un buen ejemplo. Para abrir su décima temporada lo hace bajo el sello de la compañía Alarcón&Cornelles, una dupla que apuesta por el riesgo y la calidad de sus montajes y ‘Threesome’ vuelve a certificar el suelo en el que se mueven y el horizonte al que se dirigen.

Bajo texto y dirección escénica de Jerónimo Cornellés (que realiza una versión de la obra ‘Tape’, de Stephen Belber) ‘Threesome’ se presenta como una obra dramática que desnuda las parcelas más incómodas y oscuras del comportamiento humano. El aparente reencuentro de tres amigos (dos hombres y una mujer), tras años sin verse, sirve como detonante para que el pasado estalle como una carga de profundidad guardada intencionadamente. ¿El motivo? Una supuesta cena para recordar viejas andanzas juveniles. ¿La intención? Poner en claro, por parte de uno de ellos, la violación que sufrió la joven integrante del trío.

Una imagen de la obra ‘Threesome’.

Como si se tratará de una partida de golf a tres jugadores (de ahí el título de la obra), Cornellés va ofreciendo a los espectadores acertados golpes de tensión en el texto que conducen a un in crescendo dramático de medida composición y timing. Cada minuto cuenta, cada movimiento cuenta (swing en términos de golf) y cada personaje se ve sometido a sus propios aciertos y errores ante cada nueva acción. Si el texto ya está milimetrado, la dirección de ‘Threesome’ se mueve por una hábil utilización del espacio escénico. Los personajes saben adónde van, dónde se sitúan, cuándo se acercan, cuándo se separan (presten atención a la distancia entre el personaje de Amparo y Francisco). Cornellés acierta, de forma impecable, en su propuesta. ‘Threesome’ es orgánica en muchos aspectos, quizás la emisión del video final sobre la infancia compartida del trío no sea sustantiva pero no hiere el sentido pragmático de la obra.

A destacar el trabajo interpretativo de Rafa Alarcón (Francisco), Fran de la Torre (Jose) y Silvia Valero (Amparo). Sin duda ‘Threesome’, al tratarse de una pieza de peso actoral, muestra la calidad de cada uno de ellos al defender personajes de personalidades muy definidas y complejas aristas. Luces y sombras en tres personajes que brillan gracias al notable nivel de sus intérpretes y que saben extraer matices que los muestran vivos y ‘casi’ reales. Machismo, redención, amistad, violencia hacia la mujer, viejos rencores, violación…, todo ello está en  ‘Threesome’ y pese a contener tantos temas no es panfletaria, no conlleva moraleja, no busca moralinas ni culpables ni víctimas, simplemente pone en escena los claroscuros de los sentimientos humanos con una acertada y valiente propuesta. ¡Qué buena noticia que el buen teatro ha vuelto a la ciudad!

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