El Museu de Belles Arts de València abre una sala dedicada a Antonio Muñoz Degraín

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El Museu de Belles Arts de València (MuBAV) abre una nueva sala, en su colección permanente, dedicada al pintor Antonio Muñoz Degraín (València, 1840 - Málaga, 1924), el paisajista más relevante de la pintura valenciana de entre siglos.

La sala, ubicada en la segunda planta del edificio claustral del museo, está conformada por 25 obras del maestro valenciano, todas ellas pertenecientes a los fondos del museo. Son, fundamentalmente, paisajes, desde el más temprano, que representa los alrededores de València, fechado en 1859, pasando por destacados ejemplos de su pintura orientalista que tanta fama artística le dio, con su vibrante cromatismo, hasta el conocido ‘Amor de madre’, realizado hacia 1912-1913, que constituye una de las obras más conocidas y emblemáticas del autor.

La colección de obras de Antonio Muñoz Degraín custodiada en el Museu de Belles Arts de València, formada por 61 pinturas, es la más importante del mundo en cantidad y variedad de este autor. Aunque acrecentada luego, esta importante colección es propiedad del Estado desde su donación por el propio artista en 1913 y la posterior aceptación por parte del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, que fue publicada el 17 de febrero de 1914 en la ‘Gaceta de Madrid’, y era una obligación del Museo ponerla a disposición del público.

Cuadro 'Amor de madre'.

El director del Museu de Belles Arts de València, Pablo González Tornel, subrayó que “el Museu de Belles Arts recupera hoy una sala histórica y recuerda la que el propio Antonio Muñoz Degraín diseñó en 1914 para el convento del Carmen, primera sede del museo, tras donar al Estado parte de su obra”. El director, igualmente, señaló que “en 2024 se cumple el centenario del fallecimiento del pintor y el Museu de Belles Arts inicia desde hoy la conmemoración de su importantísimo legado”. González Tornel recordó que “Muñoz Degraín fue el mayor paisajista español del período de entre siglos y fue responsable de la modernización del género con una interpretación muy personal del orientalismo y de lo sublime”.

Antonio Muñoz Degraín

Formado en la Academia de San Carlos de València, la carrera de Antonio Muñoz Degraín despegó en 1862, año en que envió tres obras a la Exposición Nacional y recibió una mención honorífica especial que compartió con Eduardo Rosales. El joven artista se consagró como pintor de paisajes sobre todo a partir de 1867, cuando, con ‘Paisaje del Pardo al disiparse la niebla’, ganó la segunda medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes.

En 1870, el pintor fue llamado por su amigo Bernardo Ferrándiz a Málaga, ciudad en la que consiguió el puesto de profesor en la Escuela de Bellas Artes. A partir de este momento, Muñoz Degraín puso todo su empeño en alcanzar el reconocimiento público mediante una muy personal pintura de historia y de género, hasta que, en la Exposición Nacional de 1881, ganó la primera medalla con el lienzo ‘Otelo y Desdémona’. Gracias a este éxito, fue pensionado para viajar a Italia, país que recorrió y desde el que viajó al norte de África.

Tras su consagración y regreso a Málaga, Muñoz Degraín continuó trabajando de forma infatigable y acudiendo, año tras año, a las exposiciones nacionales de Bellas Artes. En 1890, la crítica ensalzó la obra ‘Ecos de Roncesvalles’, con la que el pintor retomó el paisaje de una manera grandiosa que solo puede definirse como sublime. Artista consagrado, Antonio Muñoz Degraín ganó, en 1895, una cátedra en la Academia de San Fernando, se trasladó a Madrid y pintó, entre otras obras, la formidable serie sobre Miguel de Cervantes para la Biblioteca Nacional. En 1919, el genio del paisaje volvió a Málaga a pasar los últimos años de su vida.

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