El IVAM revisa el legado de La Nave y del diseño gráfico en la València de los ochenta

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El Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) inaugura el jueves 9 de marzo la exposición ‘La Nave 1984-1991’, un repaso por la trayectoria de este mítico colectivo valenciano, convertido en un referente del diseño de la década de los ochenta, a través de sus iconos y proyectos más significativos.

La Nave surgió en València en 1984 de la unión de dos equipos, Caps i Mans y Enebecé, tras un viaje a Milán. Estaba compuesta por once diseñadores y diseñadoras que decidieron compartir una nave industrial de más de 400 m2 (de ahí el nombre del grupo), ubicada en el número 200 de la calle San Vicente”, explicó la directora del IVAM, Nuria Enguita, durante la presentación de la exposición que se exhibirá en el IVAM hasta el 10 de septiembre.

Comisariada por Nacho Lavernia y Daniel Nebot, galardonados con el Premio Nacional de Diseño en 2012 y 1995, respectivamente, la muestra revisa el trabajo realizado por el grupo del que formaron parte Eduardo Albors, Paco Bascuñán, José Juan Belda, Carlos Bento, Lorenzo (Quique) Company, Sandra Figuerola, Marisa Gallén, Luis González, Luis Lavernia y los mismos comisarios: Nacho Lavernia y Daniel Nebot.

Presentación de la exposición.

“Eran creativos procedentes de distintas disciplinas, cuyo trabajo fue clave en el proceso de modernización de la ciudad de València y en la eclosión del llamado ‘Nou Disseny Valencià’”, según Enguita. La directora del museo señaló como claves de su éxito el contexto histórico en el que surgió La Nave y el importante papel de la Administración pública. “Una nueva estructura política, el estado de las autonomías, estaba consolidándose, y se estaba construyendo un país”, apuntó. Fue un momento de “aperturismo estético inédito hasta entonces, de grandes cambios políticos y efervescencia cultural”.

Nacho Lavernia explicó que la exposición comenzó a gestarse en el año 2020. “Nos reunimos y decidimos recuperar el legado de La Nave, que se hallaba disperso o incluso había desaparecido”, relató. Más de cuarenta años después, esta exposición ha sido “una oportunidad para catalogar toda la obra que se hizo”.

Durante siete años diseñaron los objetos, las marcas, los muebles, las publicaciones y los espacios que demandaba una sociedad ávida de modernidad. “La Nave recogió el espíritu de innovación que se vivió en el Estado español en la década de los ochenta en todos los ámbitos, que renovó la imagen de instituciones públicas y privadas”, ha señalado Daniel Nebot. “Trabajábamos con más libertad que ahora. El ‘marketing’ ha ganado un peso excesivo”, comentó respecto a los cambios que ha experimentado el sector.

Iconos y proyectos

Sobre las paredes de las salas se disponen un total de 32 gigantografías que funcionan como memoria de lo que se conoce o recuerda de los proyectos de La Nave: las identidades corporativas de la Generalitat Valenciana, EMT València, Instituto Nacional de Estadística (INE), Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), IMPIVA, FGV Ferrocarrils de la Generalitat, Gandía Blasco, ACTV, Aumar, Industrias Saludes, Tráfico de Modas, Gres de Valls, Mugarsi, Alessi, Tombow, Goldwin o Maruchu.

También se presentan algunos de los proyectos más singulares que realizaron, como el diseño del pabellón para los Premios Valencia Innovación, la señalización turística de la autopista AP-7 (por la que obtuvieron un premio LAUS) o la fuente diseñada para la Expo de Sevilla.

La Nave fue un espejo en el que se miraron muchos de los diseñadores de la época, aunque, respecto a sus señas de identidad, Nebot reconoce que “el colectivo La Nave no tenía un estilo propio, sino un reto: ser notarios de nuestro tiempo, queríamos que nuestro país tuviera otra imagen, había ilusión”. Para Lavernia, “La Nave se convirtió en la foto fija del diseño valenciano, un referente del surgimiento del diseño como actividad profesional más allá del diseño industrial”.

Disuelta en 1991, el espíritu de La Nave sigue vivo a través de estos trabajos, que avalaron su percepción posterior como un referente de calidad y de rigor profesional. “Es importante reconocer el valioso trabajo que hicieron en la creación de la estética de toda una generación. Gran parte de lo que hicieron entonces marcó el diseño posterior”, concluyó Nuria Enguita.

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