El destino: la igualdad; ¿el origen? La educación

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Con motivo del Día de la Mujer, Hortanoticias.com ha querido que sean cinco mujeres de la comarca, trabajadoras, de diferentes ámbitos profesionales, quienes reflexionen sobre el papel de la mujer en la sociedad, mostrando a través de su experiencia a qué deben enfrentarse en su día a día.

Así, la escritora de Picanya Carmen Amoraga, la científica de Alaquás Amparo García, la periodista de Manises Miriam Reyes, la directora del IVAM, natural de Picanya, Consuelo Císcar, y la ex concejal de Igualdad del Ayuntamiento de Burjassot e impulsora del reconocido proyecto Espai Dona, Mª José Cortés, han contestado a las preguntas de Hortanoticias.com aportando una visión cercana desde sus respectivos campos profesionales.

El 8 de marzo es un día para reivindicar a la mujer, denunciar las situaciones de desigualdad y plantear nuevas medidas para luchar por la igualdad. Preguntadas por aquellos aspectos que creen que actualmente se deberían reivindicar, las cinco mujeres recalcan diferentes cuestiones.

Para Consuelo Císcar, está claro que se trata de una cuestión de educación, hay que centrarse en proporcionar “una educación para la convivencia que evite desigualdad y, sobre todo, malos tratos y opresión”. De igual manera, la científica Amparo García, investigadora en Ginebra para la Universitat de València, se suma a Císcar y hace hincapié en la enseñanza.

“Creo que lo más importante es educar y concienciar a todas las sociedades para que todas las mujeres sean tratadas con igualdad y respeto. Esta es una reivindicación básica y fundamental que no podemos obviar”, explica la científica.

Por su parte, Miriam Reyes quiere destacar, entre las “muchísimas cosas que revindicar” y “desde nuestro punto de vista de mujeres occidentales”, las desigualdades laborales entre hombres y mujeres. Así, la periodista, que está presentando el iRedes 2013, reclama “desde luego” la igualdad salarial y se cuestiona las diferencias en el tema de la maternidad.

“¿Por qué un hombre sólo tiene 15 días de baja por maternidad?”, se pregunta, “deberían tener lo mismo que la mujer. Que no seamos las mujeres las únicas que hacemos sacrificios. Creo que cambiaría muchas mentalidades, tanto de hombres como de mujeres. Y desde luego, reivindicar una igualdad salarial por un mismo trabajo”.

La joven comunicadora también va más allá y se refiere a otras culturas, donde la mujer sufre por norma la desigualdad y la discriminación. Miriam cuenta el caso de la top model Waris Dirie, que sufrió la ablación a los tres años.

Refiriéndose a este y otros casos similares, asegura que “dan ganas de llorar de las atrocidades que hacen algunos hombres en el mundo y más pena me da ver que algunas mujeres han aceptado estas barbaridades, bajo la apariencia de tradición. Todavía queda mucho por hacer para que la mujer tenga fuerza y voz en todo el mundo”.

Carmen Amoraga y Maria José Cortés retoman la situación en España y no dudan en recordar que, con la crisis económica, son las mujeres las que se ven más afectadas.

En este sentido, Cortés cree que “en estos momentos de tanta inestabilidad organizativa, económica y de valores de nuestra sociedad, el día 8 de marzo se ha de reivindicar, aún más si cabe, el papel de la mujer, su saber, su conocimiento, su talento, siendo visibles y siendo parte activa de la resolución de esta crisis con otras fórmulas y sumando potenciales”.

Porque, sin ningún tipo de duda, las mujeres tienen el mismo potencial y las mismas capacidades para conseguir sus objetivos que los hombres, la cuestión es si deben esforzarse más para logarlos que ellos. La opinión de las entrevistadas es unánime: las mujeres deben esforzarse más por norma general.

La ex concejal de Burjassot y madre del Espai Dona, no duda en ningún momento que “todas las mujeres que tienen claros sus objetivos hayan de esforzarse, mostrar sus capacidades mucho más, incluso siendo más eficientes”. Culpa al “sistema patriarcal” en el que vivimos y, por ello, señala que la única solución es “romper con los estereotipos que continuamente nos discriminan”.

La directora del IVAM se muestra igual de contundente que Cortés y señala que ese sobreesfuerzo existe, salvo en excepciones.

“Primero, en la conciliación entre vida laboral y vida familiar. Las mujeres sostienen en mayor medida el entorno familiar. Además en muchos círculos de poder hay resistencias a la incorporación de la mujer”, explica desde su experiencia. Císcar afirma que existe un avance y que “hay igualdad por ley”, pero avisa que “las inercias sociales son todavía poderosas”.

Por su parte, la escritora de Picanya se declara una privilegiada al no haber sentido nunca el tener que hacer ese esfuerzo adicional. Aún así, no se muestra ajena a esta realidad y pone el ejemplo de las universidades y las empresas, “muchas profesoras, menos catedráticas, casi ninguna rectora. En el mundo de la empresa, en la alta política…”.

Amoraga habla del conocido “techo de cristal”, una barrera invisible que impide a las mujeres alcanzar cargos más altos en sus lugares de trabajo, y de “una cultura que nos sigue exigiendo que seamos trabajadoras sin descuidar nuestra casa, nuestra familia. Se nos sigue pidiendo algo que no se les pide a los hombres en el ámbito de la conciliación familiar. Y desde luego, las políticas actuales no ayudan a arreglar esto”.

En esta misma línea responde Amparo García, quien señala su propia experiencia laboral como ejemplo. “Para poder triunfar a nivel profesional en un ámbito tan competitivo como la investigación, las mujeres estamos en ocasiones en desventaja al tener que conciliar la vida familiar con una vida profesional extremadamente exigente”, explica.

La científica, además, propone algunas soluciones básicas y sencillas que ya se dan en otros países europeos para evitar ese sobreesfuerzo como “la creación de guarderías en el lugar de trabajo o extender la duración de la baja por paternidad daría lugar a una situación más equitativa”.

Miriam Reyes cierra la reflexión explicando que siente que las mujeres “tenemos que estar demostrando que valemos constantemente”, pese a que “trabajamos duro por alcanzar los objetivos”.

Continuando con el tema de la necesidad de esforzarse más que padecen las mujeres, damos un paso más allá y hablamos directamente sobre la discriminación que pueden sufrir las mujeres en el ámbito laboral y sus propias experiencias al respecto.

La única que señala que a lo largo de vida profesional ha sufrido algún tipo de discriminación es Maria José Cortés, ella se refiere a los llamados “micromachismos, aceptados por la sociedad y que aparecen sutilmente en muchísimas facetas a lo largo de nuestras vidas”.

También Consuelo Císcar explica que ha tenido “resistencias”, pero muestra su lado más luchador y remarca que “afortunadamente, soy una mujer que pone toda su energía y tesón en los proyectos. Pienso que cuando una mujer cree en lo que hace vence las dificultades”, porque, para la directora del IVAM, al final, “lo importante es que una mujer crea en sí misma”.

Al igual que Carmen Amoraga y Amparo García, Miriam Reyes asegura que personalmente no le ha tocado vivir una experiencia de discriminación en el trabajo, si bien, nos cuenta anonadada la situación que una amiga suya vivió: “Fue a una entrevista de trabajo cuando tenía 29 años y el entrevistador le dijo que si al final le daban el puesto de trabajo a ella, tenía que comprometerse a no tener hijos en los próximos dos años ¿Le haría la misma pregunta a un hombre y posible futuro padre?”.

En este tema, la científica de Alaquás se muestra más optimista y no duda en señalar que “a pesar de algunas asignaturas todavía pendientes, opino que en general la sociedad ha hecho un esfuerzo importante en las últimas décadas”.

Es la periodista quien hace una reflexión sobre la discriminación más allá del entorno laboral habitual que tienen en España y Europa y comenta que, en sus viajes a Asia, se ha sentido discriminada.

“Es horrible la sensación que tienes en el cuerpo cuando te ignoran por ser mujer o te hacen un mal gesto. No puedo ni imaginar cómo debe ser vivir día a día con esa sensación y por motivos muchos más serios que una mala cara”, relata.

Así, continuamos hablando sobres las diferencias entre España y otros países europeos en el tema de la igualdad. Las cinco presentan tanto aspectos positivos como negativos en esta tabla comparativa.

Todas coinciden con Carmen Amoraga en el carácter más “machista” o “tradicional” en lo que se refiere al papel que debe jugar la mujer, que padece España, especialmente si se compara con los países nórdicos. Así, la escritora señala crudamente que “venimos de una cultura altamente machista”.

Para Císcar se trata de que “quizá hay tradiciones de la cultura mediterránea que dibujan un perfil más tradicional del papel de la mujer en la sociedad”. Un rasgo que “se nota, sobre todo en la inserción laboral”, recuerda Císcar, quien denuncia que “lamentablemente el índice de paro femenino es alarmante”.

Miriam Reyes aporta su propia experiencia al haber trabajado en el extranjero, en países como Inglaterra o Bélgica, y al haber discutido el tema con compañeros de otras nacionalidades. “Creo que aún nos queda trabajo por hacer en el tema de la igualdad. Hay que cambiar las mentalidades de hombres y mujeres, que todos asumamos que somos iguales”.

En este sentido, la periodista reflexiona sobre el papel que se juega en casa, recordando ciertos comentarios machistas escuchados a adolescentes y que supone que han aprendido de sus padres. “Tengo la sensación de que si en casa todos fuéramos iguales y asumiéramos las mismas responsabilidades, influiría en el mundo laboral y en la sociedad”, explica.

Aunque no todo son aspectos negativos, como no duda en señalar la directora del IVAM, recordando que “la consecución del voto para la mujer en España fue anterior a la de otros países europeos como Francia”.

También Maria José Cortés remarca que “en España, gracias a movimientos feministas, instrumentos jurídicos y cambios de mentalidades y educacionales, hemos conseguido en pocos años grandes avances, avances que han de continuar para llegar a la anhelada igualdad real”.

Aunque, en realidad, es Amparo García quien toca el punto sensible de la pregunta, al plantear que “las comparaciones no son lo que debe hacernos querer mejorar, sino el convencimiento y las ganas”.

Antes de continuar la entrevista y aprovechando la comparación con otros países, Carmen Amoraga reivindica que “no hay que dejar de lado a las mujeres de países en los que se las considera poco más que un trozo de carne. Luchemos por ellas también”. Pone los casos de las mujeres en India o en Haití, “donde los casos de sida se han duplicado tras el terremoto por las violaciones a mujeres, adolescentes y niñas”.

Para finalizar el debate, preguntamos a nuestras interlocutoras sobre el futuro, sobre si alcanzar la igualdad es posible o si queda todavía muy lejano.

Miriam Reyes no duda en asumir responsabilidades y, si bien está totalmente convencida de que alcanzar la igualdad es posible, “que se consiga más pronto o más tarde depende en gran medida de nosotros y de nuestro cambio de mentalidad”. Comparte esta opinión Maria José Cortés, quien asegura que “será todo lo lejano que queramos, ya que todos somos cómplices de los avances y retrocesos”.

Si bien, la creadora del Espai Dona no olvida que es un proceso educativo-normalizador lento, por lo que insiste en que no se debe permitir a gobiernos conservadores que ejerzan retrocesos en materia de igualdad.

En este sentido, también Consuelo Císcar insiste en que “lo importante, sobre todo, es no dar pasos atrás: que no aumente la violencia de género, que no se agrande la diferencia salarial, que no se ceda en una educación igualitaria y que las mujeres tengan los mismos derechos y oportunidades que cualquier persona”.

Amparo García muestra una mirada positiva y, si bien señala que, “aún quedan cosas por cambiar, creo que en general nos movemos hacia delante y no hacia atrás”.

Por último, la directora del IVAM concluye que “esta no es una guerra con final. Es una batalla incruenta por contar con todo lo que puedan aportar las mujeres, que es mucho”. La cuestión es, ¿cómo se puede caminar hacia la igualdad?

La educación vuelve a ser la respuesta. “Educar a la sociedad en el respeto hacia los demás, bien sean mujeres, hombres, niños, ancianos, etc., una vez conseguido esto, todo lo demás viene tarde o temprano por inercia”, explica Amparo García.

La ex concejal de Burjassot también señala la necesidad de “instrumentos jurídicos, aceptar nuevas estrategias y estilos de trabajo de las mujeres y, sobre todo, el empoderamiento de cada una de nosotras”

Así, con la vista puesta en el camino que queda por delante, Maria José Cortés no puede olvidarse de todas “esas mujeres que un día comenzaron el recorrido hacia la igualdad”, pero sin olvidar que “ahora, nosotras tenemos que seguir para que un día sea posible”.

Carmen Amoraga, Consuelo Císcar, María José Cortés, Amparo García y Miriam Reyes son solo cinco de los millones de mujeres trabajadoras que hoy se sienten arropadas por la sociedad en general pero que, como ellas, reclaman compromiso, respeto y esfuerzo diario por alcanzar la igualdad.

Desde Hortanoticias.com agradecemos la colaboración de estas cinco profesionales de la comarca que, más allá de sus logros profesionales y personales, con el trabajo que realizan día a día, están consiguiendo acercarnos un poco más a la igualdad entre hombres y mujeres. © Hortanoticias / Celia Dubal / A. Moya

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