Descubren pinturas murales en los arcos del cementerio de San Juan del Hospital, ocultas desde el siglo XIV

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Los últimos trabajos de restauración en los arcosolios o estructuras funerarias adosadas al muro del cementerio del conjunto histórico de San Juan del Hospital de Valencia han sacado a la luz las pinturas murales con las que fueron decorados estos huecos en forma de arco, y que permanecían ocultas desde el siglo XIV bajo diferentes capas de cal.

Las pinturas ahora halladas, consistentes fundamentalmente en estrellas de color rojo y rombos negros con flores, fueron realizadas a principios del siglo XIII en el “intradós” o superficie interior cóncava del arco, según la restauradora valenciana de Patrimonio Mar Sabaté Lerín, encargada de la obra.

Estas ilustraciones murales se suman a las descubiertas en las anteriores etapas de rehabilitación  en la capilla de San Miguel y en el arcosolio llamado de Fernández Heredia. Al realizar las primeras catas para elaborar el estudio previo, se descubrieron bajo numerosas capas de cal, las primeras estrellas de color rojo, según la restauradora que resalta la importancia de este descubrimiento, “pues los ejemplos de pintura mural góticos en la ciudad de Valencia son tan escasos, que el descubrir uno nuevo es motivo de celebración”, ha precisado.

De este modo, el conjunto hospitalario “se sitúa entre los monumentos con más numerosos e interesantes restos pictóricos murales de época medieval de la ciudad de Valencia”.

Conjunto de San Juan del Hospital, fundado por la orden de San Juan de Jerusalén, tras la conquista de Jaime I

El conjunto de San Juan del Hospital es la edificación que fundó la orden del Hospital de san Juan de Jerusalén, tras la conquista de la ciudad por el rey Jaime I en 1238. Se levantó sobre unas casas islámicas, que el rey donó a la Orden. Los Sanjuanistas construyeron allí un hospital, una iglesia y un cementerio, situado al sur del templo.

El cementerio “es uno de los pocos ejemplos de cementerio medieval sanjuanista que hay en Europa, pues casi todos acabaron enmascarados o destruidos por las transformaciones urbanas”, aunque al principio fue de mayor tamaño, y en él se distribuían los enterramientos en el suelo o en los arcosolios, que son las estructuras funerarias adosadas al muro.

En el siglo XVII se construyó la casa del prior y el espacio cementerial se convirtió en un pequeño patio interior con huerto y, más tarde, se transformó en taller de imprenta del periódico Las Provincias “para quedar finalmente en el abandono a principios del siglo XX”.

Origen de los arcosolios y las policromías: estrellas de color rojo y rombos negros con flores

El arcosolio es una tipología de enterramiento que se encuentra en algunas tumbas del S.I en Israel e incluso anteriores. Los primeros arcosolios constaban de un arco abovedado labrado en la roca de las galerías. El cuerpo se colocaba extendido en una cavidad debajo del arco y se cubría con una losa horizontal colocada a la altura de una mesa, donde en ocasiones se utilizaba como altar para celebrar la eucaristía.

Los arcosolios del cementerio de San Juan, al igual que la iglesia se construyeron siguiendo la Orden del Cister. El Cister reivindica la vuelta a los orígenes del monacato, la austeridad y la autenticidad, por ese motivo sus construcciones son sobrias y con poca decoración.

En cuanto a las policromías, la restauración “no sólo ha detenido la rápida degradación del conjunto, sino que además ha sacado a la luz valiosas pinturas murales que decoraban la parte interior de los arcosolios”, explica Mar Sabaté. Las estrellas encontradas en los arcosolios números 4 y 5 son todas de ocho puntas y están ejecutadas “de una manera simple y muy intencionada con cuatro pinceladas”.

Además, el ocho es un número muy representativo de la antigua orden de San Juan porque ocho son las puntas de las cruces Sanjuanistas y ocho son las bienaventuranzas de los caballeros. Las estrellas, que se distribuyen en la bóveda formando un tapiz, “son un motivo decorativo muy recurrente cuando se quiere simbolizar el cielo y suelen hallarse pintadas en bóvedas de iglesias y también en las bóvedas de estructuras funerarias”.

La otra decoración aparecida en el arcosolio número 5 es una trama de rombos negros con flores de cuatro pétalos rojas y negras en sus intersecciones. La técnica utilizada es un temple oleoso. Estas tramas decorativas surgen en el siglo XIII y están en auge hasta el siglo XIV. De igual forma, "los colores que nos encontramos son los colores de la orden de San Juan: rojo, blanco y negro”, asegura.

Oxidación y capas de cal

Cuando el cementerio perdió su función original pasó a tener otros usos, y cuando fue en el siglo XX taller del periódico “Las Provincias”, se usaron los arcosolios como aseos para el personal que trabajaba en la imprenta y como armarios. Por ello, se colocaron puertas y, para ello, se hicieron orificios para albergar las bisagras.

La oxidación de estos clavos y su diferente grado de dilatación provocaron manchas de óxido y desprendimientos y la superficie de la piedra había sido encalada en muchas ocasiones a lo largo de su historia, hasta 14 capas de cal en algunas zonas.

Se puede afirmar que había cuatro grupos de capas de cal: las más superficiales eran, obviamente, las más modernas y eran de color gris. Éstas se corresponden a la época del uso del recinto como taller del periódico; el segundo grupo era una amalgama de varias capas de cal sucesivas, muy blancas y adheridas entre sí, lo que indica un breve periodo de tiempo de separación entre ellas, y se corresponden al uso del patio como un huerto con los muros encalados.

Otras capas más profundas ya estaban degradadas cuando se les aplicó la capa siguiente, lo que indica un largo periodo de tiempo de separación entre ellas y corresponde a un periodo de abandono del conjunto. Asimismo, en las capas más antiguas “encontramos un ligero estrato de color negro.

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