Con mucho humor (y música), España se adentra el infierno dantesco

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Como cada año, Sala Russafa y la compañía Arden suben a escena una desopilante comedia que despide al viejo año y da la bienvenida al nuevo. Ya es una tradición para los habitués de la sala, así como para el público en general. Quienes conozcan las travesuras del director y dramaturgo Chema Cardeña ya saben (al igual que en trabajos como ‘Alicia en Wonderland’, ‘Buscando al Mago de Oz (Oh, EurOZpa)’ o ‘Viaje a Nuncajamás’), que su propuesta anual es sacar punta a las singularidades y peculiaridades de nuestra sociedad (e Historia, ya que estamos), a base de reunir a un dispar ramillete de personajes en una travesía redentora, con el fin de espiar culpas propias y ajenas. En esta ocasión, el selecto grupo de héroes y heroínas que deben salvar a España de las garras del infierno dantesco (allí se encuentra el sarcófago patrio por sus errores y contradicciones), son dignos representantes del acervo nacional: Teresa de Jesús, Hernán Cortes, el filósofo Maimónides, Dalí y Agustina de Aragón. Un temible quinteto cuyos valores, experiencia y peso histórico defenderán que la fenecida nación vuelva a su preponderante lugar entre el reino de los vivos y de las grandes naciones.

El poeta Dante toma el rol de bienhechor cicerone, al tiempo que invita a las almas penitentes del infierno (en este caso el público asistente), a decidir por el venturoso destino de la milenaria España. El veredicto de los jueces/espectadores será inapelable. Condena infernal o salvación eterna.  Así es el divertido juego teatral que sostiene ‘Mi querida tonta España’. Chema Cardeña (que se reserva el rol de Dante), elaboraba una sencilla historia cuya trama teje una alocada comedia por la que pasan los siete pecados capitales, como un letal veneno, que asola al país y que el quinteto reunido debe absolver. Chema, con picardía, añade un pecado más: la ignorancia.

Chema Cardeña y Rosa López en un pasaje de la obra.

Hay que reconocer que la troupe Arden, es toda una maquinaria bien engrasa y puesta a punto para regalar humor, divertimento y una alta dosis de magníficas actuaciones y música. Aquí se juega a la exageración, el humor bizarro y el absurdo como bandera y…, la risa triunfa en cada uno de sus escenas. Todos y todas saben lo que hacen y lo hacen estupendamente. Bajo una puesta en escena sencilla y eficaz que representa el Averno (con proyecciones de imágenes de gran Doré), la obra se beneficia de una muy escogida banda sonora. La música en directo propuesta por el grupo que acompaña el texto (estupendos David Campillos, Rubén Marqués, José Montoro y José García del Real), pasea por ‘Don’t leave me this way’, ‘Lady Marmelade’ o ‘I will follow him’ habilitando que la troupe escénica muestre lo mejor de sí misma en el canto y las coreografías programadas.

Una imagen de la sátira teatral.

Teniendo en cuenta la coralidad de la obra, Cardeña juega con un grupo de actores que se entiende a las mil maravillas y se lucen con sus disparatados personajes. Excelentes en los roles Saoro Ferre, Rosa López, Raquel Ortells, Jaime Vicedo y Darío Torrent. Por diversión, calidad y por su hora y media de humor delirante ‘Mi querida tonta España’ es un perfecto antídoto para despedir el año y abrazar el nuevo. Su nivel es de primera categoría. Eso sí, bajo la proclama de ‘¡qué país!’.

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