COMENTARIOS EN UN FUNERAL, Carta

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Compañera soledad, íntima entre los íntimos, te hablo con el respeto debido a nuestra muerte mundana y nuestro resurgir entre los locos románticos cuyo lema: “LA LOCURA ES EL CAMINO PERFECTO HACIA LA FELICIDAD”

25/01/1982. Algo más de un año había transcurrido. Un día funesto nos pusimos a proponer y a planificar. Resultó que los dos queríamos lo mismo, pero… faltaba el pequeño empujón o el punto de valor para decirlo, para compartirlo. No queríamos seguir viviendo juntos, aunque no podíamos dejar de amarnos. Nos angustiaba el pensar que podríamos ser los incondicionales huéspedes de la inseparable y constante soledad de quien ama y es amado, mientras el sentimiento es uno y el espacio es otro distinto al que le corresponde por naturaleza.

Pensaba en ella, la sentía penetrante, la amaba intensamente, la amo sin ninguna duda. Tomé una decisión: deslizarme hacia la muerte de mi EGO. Quemar la estructura errónea de una relación incoherente, iniciada con desconcierto y un sin saber caótico. Debía y quería resurgir de las cenizas, cual AVE FENIX, para remontar el vuelo hacia una nueva filosofía de vida, resguardando mi más preciado sentimiento hacia Montse.

Días de meditación en el pueblo. La casa. Cuatro pisos de altura. Sólo, toda la familia en la ciudad. Ojos cerrados y mente dispuesta a recordar momentos, lugares y fechas…

Olas acariciando las rocas, murmullo que rompe la monotonía del insistente silencio de la obscura y triste noche que lo cubre todo. Inquieta mar que te entrelazas con la obscuridad, donde tú y yo nos vamos perdiendo, confundiendo. Donde tú y yo, compañera soledad, nos entristecemos, nos volvemos confidentes, el uno del otro, nos hacemos el amor sin límites ni tabúes, sin reposo, sin esperar un final predecible. Simplemente libres, así, sin más.

Viento envolviendo los árboles, cargado de mil insólitos perfumes, repleto de insospechables historias de odio y amor. Y tú y yo, compañera soledad, nos cogemos de la mano, nos consolamos mutuamente, nos desnudamos al mundo y nos somos absolutamente sinceros. Tus palabras mudas, son las mías. Tus miradas penetrantes, también son las mías, míos son los silencios desgarradores y delatores de nuestro casi inconfesable amor.

Humo, ruido, gente, bloques de hormigón. Un mundo frío y calculador, absorbente, todo es un orgasmo mecánico, enlatado, entremezclado con todo. Tú y yo, compañera soledad, insólitos, inseparables, insistentes, abominables espectros andantes, espectadores absortos de lo absurdo, nos vaciamos de sentimientos míseros y esclavizantes, que nos mantienen cegados ante la putrefacción que produce la despreciable e inagotable hipocresía.

Cerramos las puertas a la envidia, al egoísmo, a la mentira, a la prepotencia… al desamor y a la tristeza. Las abrimos a los gratos recuerdos, tuyos y míos, que, aún siendo los mismos, los vemos distintos, casi opuestos, casi antagónicos pero que nos transportan a la misma sensación, lugar y momento. Las abrimos al “AMOR”, sí, en mayúsculas, al que nada se le pide, al que todo se le da, al que no entiende nada más que de “AMAR” y se desentiende del “QUERER” de la “LÁSTIMA” de la “MELANCOLÍA EMBAUCADORA”

Quiero abandonarte, soledad. No lo consigo, te aferras a mí, me posees, tu tela de araña cubre todo mi ser. Nos invitamos mutuamente a concebir un nuevo mundo para los dos, un lugar donde, tu y yo, soledad, podamos ser un solo ente, conviviendo con otras personas, pero también, leales compañeros, participando de un todo.

Nueva gente, nuevas caras, nuevos y conflictivos sentimientos. ¿Amor? ¿Ternura? ¿Compañía? ¿Seguridad? Un mucho de nada y un poco de mucho, capaz de hacernos sonrojar y que la sangre hierva desmesuradamente. Ya somos tres, o cuatro o… pero en realidad, los únicos completamente sinceros, tu y yo, soledad.

Tumulto, ruido y al fin comprendo. No estoy solo: ¡Estamos solos! tu y yo, indudable soledad. Solos entre la multitud. Solos delante del mundo, de la verdad, del AMOR, delante de…

Esta soledad intrínseca que precisa de mi y yo de ella. Esa soledad que se entremezcla con todos y con todo, es la que me invita a salir del agujero donde me escondo y escondo mis miedos. La que, poco a poco, me lleva a explosionar para volver a soñar, para reencontrar caminos cubiertos de amalgamados temores de los que me desprendo, para pasar a ser como una especie de gladiador de los tiempos modernos que se enfrenta al león de la indiferencia y el desprecio.

Es aquí que muero, que dejo de ser un simple mortal que nada sabe y renace como dos seres en uno, tu y yo, soledad preciada, y es por eso que:

Sí, tú y yo, siempre juntos, inseparables, porqué tú, compañera soledad, eres la única, la insólita compañera que nunca me abandona, porqué “LA SOLEDAD” siempre es fiel, incondicionalmente fiel de lo absurdo”.

Sinto Petit | @sinto_Petit | Ganador del I concurso de Tuit-Relatos de Hortanoticias

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