El verano ya ha llegado. Y con él, el calor, la playa, las terrazas, el tiempo libre, el salir y el tardeo -tendencia que se está poniendo de moda en Valencia con numerosos eventos gastronómicos- . Por ese motivo o por culpa de todos ellos, la cerveza se está poniendo de moda en Valencia con la apertura de numerosos bares en los que los aficionados a la cerveza encuentran gran variedad y calidad de referencias.
Con este motivo, ayer pudimos celebrar una cata maridada en el Restaurante La Tierra, sito en el número 38 de la calle Polo y Peyrolón, de la mano de la marca belga de cervezas Caulier que se está ganando un hueco -a fuerza de calidad y variedad- en el mercado nacional.
Caulier nos invitó a degustar algunas de sus especialidades de la mano de Ricardo Dominguez que ofreció uno por uno, lo que podríamos considerar como matrimonios perfectos -si es que éstos existen- entre la cerveza y las piezas de auténtico arte culinario que el equipo de cocina de La Tierra iba desplegando ante nuestros ojos y, sobre todo, ante nuestros paladares.
Comenzó el ‘desfile’ de especialidades con la cerveza Caulier Pale y patata con Locoto y Ají ‘pica pica’, como tapa. Una elegante cerveza turbia terminada de fermentar en la misma botella, la Pale Ale nos dejó un sabor afrutado en boca que acompañó perfectamente con los dos bocados de patata.
Le siguió la Caulier Blonde, igualmente rubia con tendencia a la turbiedad pero con más carácter -6, 8 grados la adornan- nos sorprendió al leer la leyenda ‘Gluten free’ (Sin Gluten). Definitivamente Caulier derribó la acostumbrada barrera de entrada en lo que a las bebidas ‘light’, o ‘sin gluten’ se refiere. Nadie diría que se trata de una cerveza sin gluten. Un crujiente de pollo con quicos y salsa completó la fantástica sensación de una cerveza realmente estupenda.
Remató la cata toda una cerveza de solera: la Tripel 28. Rubia y turbia como sus dos antecesoras en nuestro particular ‘desfile’, más potente al paladar -9 grados- pero con una característica fundamental que la hace sobresaliente: No resulta en absoluto empalagosa a pesar de su graduación, lo que la distingue para bien del resto de cervezas de su tramo. Realmente se deja beber fácil y ágil. A su vera, una miniburguer de buey nos abrió definitivamente el apetito para la cena maridada, naturalmente regada con Caulier, que vino a continuación.
La cata dió paso a la cena en la que el dúo formado para la ocasión por Cervezas caulier y Restaurante La Tierra ofreció una autentica exhibición: Huevo a baja temperatura con patata soufflé y jamón de cebo; croqueta de pollo y setas; pulpo con brunoise de chiles y puré dulce; taco de atún rojo y reducción de soja; y un mini brownie. Todo ello maridados con algunas de las especialidades de Caulier.
La cata y la cena acabó con un aplauso para este duetto al que solo nos queda felicitar y animar a repetir la experiencia culinaria en la que esperamos que vuelvan a contar con nosotros.
Texto: Manuel Furió | Fotos: Francisco Estellés