La votación preferencial y el sistema de recuento con la metodología Condorcet-Schulze han llevado al municipio de Silla hasta lo más alto de la innovación en materia de participación ciudadana, no sólo en España sino, incluso, a nivel internacional. Su encuesta popular sobre el uso de los ‘casales’ y las fiestas de los ‘bous al carrer’ supuso la primera ocasión en que se aplicaba esta metodología en una consulta institucional y masiva, según ha explicado el concejal de Transparencia, Comunidad y Participación, Salva Mestre, de la iniciativa municipalista Silla en Democracia.
Esta encuesta, celebrada a finales de febrero, no ha sido la primera ni la única actuación de esta nueva Concejalía pero sí ha resultado la más importante, “espectacular” y representativa, “la más paradigmática: dar voz a los vecinos”. Mestre, filósofo especialmente interesado en teoría política y activista del movimiento 15M “donde pensamos hablamos y debatimos mucho sobre la democracia y la participación”, reconoce, ha contado a Hortanoticias los pormenores de este hito en materia de participación que ha tenido al municipio valenciano de Silla como escenario y a sus vecinos, unos 20.000, como protagonistas.
El sistema de voto, el voto preferencial, dio la opción a los vecinos de huir del tradicional ‘KO’ de las encuestas de Sí/No y ordenar las diferentes posibilidades según su preferencia. Así, el sistema de recuento Condorcet-Schulze (muy sofisticado si lo comparamos con la sencillez intuitiva de ordenar preferencias en el momento de votar) fue facilitado por un software creado ad hoc por una empresa valenciana, lo cual permitió, en palabras de Mestre, “que la comunidad encontrara un punto intermedio donde poder convivir mejor”. Y es que eso, explica este joven concejal, es lo que supone el voto preferencial: la búsqueda de la opción más cercana al consenso.
“La democracia no es simplemente votar, ese es el último gesto. De hecho, algunos teóricos consideran la votación como el fracaso de la democracia pues significaría que no se ha llegado a un consenso a través del debate. Nosotros teníamos claro que había que incentivar la deliberación ciudadana”, explica el concejal, quien defiende el éxito de una encuesta que ha conseguido una inaudita participación del 27%, cuando la máxima marca hasta el momento es un 13% en otras consultas que planteaban cuestiones similares en otros municipios.
Sin embargo, insiste especialmente Mestre, el éxito no está en el porcentaje de participación sino en que haya funcionado la fase previa: la difusión. “Se contactó con la mayoría de agentes sociales implicados. La primera reunión se celebró en octubre. Celebramos hasta tres debates: uno en un bar y dos en televisión. Debates a los que asistieron representantes de grupos políticos, de asociaciones, colectivos… En definitiva, se creó el caldo de cultivo para la deliberación lo cual contribuyó a que la gente participara en la encuesta”.
El concejal de Participación asegura que lo que legitima una encuesta ciudadana no es el mayor o menor porcentaje de gente que participa sino, más bien, conseguir que aquellos que no participan actúen por decisión propia y no por desconocimiento del proceso. “Nadie se plantea deslegitimar unas elecciones generales porque, aunque la abstención sea alta, se da por hecho que todo el mundo sabía que había unas elecciones. Si no votas, delegas la decisión en los votantes activos, y eso todo el mundo lo entiende.”
De ahí el interés de su área y de todo el Gobierno municipal por difundir la encuesta y fomentar la participación y el debate previo. “Se envió un correo electrónico a asociaciones y colectivos para que quien quisiera pudiera mandar un escrito explicando su posición respecto a las preguntas planteadas en la encuesta y se publicaron en la web municipal y en las redes sociales del Ayuntamiento, para que la ciudadanía tuviera a mano cuanto más argumentario mejor. La idea era implicar a la gente en la deliberación previa. El primer debate contó con diferentes perfiles además del político. En total hubo seis ponentes y, después, se abrió un debate con el público”.
“La clave es que la gente se entere y entienda lo importante de la decisión. Eso es un trabajo ingente de difusión. Aplicamos la estrategia más ambiciosa que supimos. Editamos dípticos explicativos que también servían como papeleta de voto”, explica el concejal, quien añade que “para esa tarea de difusión también han resultado muy útiles las herramientas tecnológicas: tanto para informarse como para votar. Se podía votar tanto presencialmente como por internet a lo largo de varios días y se dieron muchas facilidades. Colgamos carteles A1 y A3 en los paneles de información que se usan en los parques para las campañas electorales, enviamos los dípticos explicativos a cada buzón, pusimos carteles A3 y dípticos en comercios y también utilizamos megafonía. Además, realizamos entrevistas en diferentes medios de comunicación como la SER o Radio Nacional y se publicaron noticias en varios periódicos”.
El resultado de la encuesta se va a respetar aunque la misma no sea vinculante en términos jurídicos puesto que sí lo es políticamente para el Gobierno municipal. Así, los dos 'casales' de los parques de l’Estació y de l’Alteró se destinarán a centro social juvenil e infantil donde se realizarán actividades lúdicas, culturales, etc. Respecto a los ‘bous al carrer’, se dejarán de celebrar el ‘bou en corda’ y el ‘bou embolat’ y se mantendrán las entradas de toros y vaquillas. Sobre el coste de la plaza de toros, la opción ganadora fue que el Ayuntamiento y las peñas taurinas paguen en proporción al uso que le dé cada uno y, finalmente, se redujo de ocho a seis los días de festejos taurinos.
Los ciudadanos de Silla pudieron decidir a finales de febrero sobre estas dos cuestiones culminando un proceso que se inició en octubre con la primera reunión con agentes sociales de la localidad. Surge la duda, entonces, sobre la participación en democracia: ¿no es un proceso demasiado largo incentivar el debate previo, difundir la encuesta, llegar a todos los vecinos y finalmente celebrar la consulta sobre dos cuestiones siendo que en un municipio como Silla cada día se deben tomar decisiones sobre decenas de cuestiones diferentes?
Mestre contesta seguro: “evidentemente, no todo es consultable debido a la propia cultura política en que vivimos. Para eso están los representantes que es, como si dijéramos, una especialización. Ese es, al fin y al cabo, el sentido de elegir representantes: que tomen decisiones. El reto estaría, por tanto, en detectar los casos que sea sensato someter a votación directa. Y cuantos más mejor. Ahora bien, no creo que se pueda acelerar el proceso de deliberación. Lo que sí se podría hacer es que, en lugar de consultar sobre dos temas, se consultara sobre muchos más.”
La encuesta es fiable, la participación, segura, los resultados, legítimos pero, ¿y el coste? Exactamente, el coste ha sido de 2.338 euros con IVA incluido, o lo que es lo mismo, 15 céntimos de euro por vecino con derecho a voto (mayores de 16 años) o, lo que también es lo mismo, 12 céntimos por habitante. “Es cierto que inicialmente manejamos presupuestos que en total rondaban los 20.000 euros pero nos esforzamos en optimizar recursos y encontramos las mejores opciones calidad-precio. Pero el coste no puede ser nunca un argumento contra la democracia. Incentivar la participación ciudadana es muy rentable para la democracia y para la sociedad”, asegura Mestre al tiempo que asegura que seguirá con esta línea de actuación desde la Concejalía que dirige.
¿Va, entonces, a fomentar la cultura participativa desde la pedagogía con acciones formativas?, preguntamos. Y el edil responde que sí, que habrá, pero que no será la línea de actuación fundamental de su Concejalía y explica el por qué: “la gente pide participar más de lo que luego realmente participa. Es cuestión de facilitarla. Para mí la clave es llegar a la gente, adecuarse a lo que tienes, adaptarte a la realidad social que tiene el pueblo. Hay que abandonar la persecución de utopías. Sí haremos charlas, actividades pedagógicas y teóricas pero no creo que venga mucha gente. Prefiero que sea la montaña quien vaya a Mahoma, educar en participación ciudadana a través de la práctica. Desplegar mecanismos que empoderen al ciudadano, al vecino, para fomentar el desarrollo de su criterio y su opinión”.
“Concibo un municipalismo emancipatorio para cambiar conciencias desde la práctica democrática antes que desde la difusión de teoría, porque la teoría interesa a unos pocos mientras que la práctica interesa a todo el mundo”, sentencia Salva Mestre, quien ha podido llevar a esa práctica teorías que hace unos años se debatían en plazas de multitud de ciudades españolas en asambleas sin sillas, debates con megáfono y votos a mano alzada. Un sistema de participación por el que ya han mostrado interés desde otras partes de España y que desde la Concejalía de Participación y Transparencia de Silla están dispuestos a exportar.