El MuBAV presenta dos nuevas salas de su colección permanente de los siglos XIX y XX

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El Museo de Bellas Artes de Valencia (MuBAV) presenta la nueva instalación museográfica de las dos salas de la colección permanente dedicadas a la Pintura de historia y el costumbrismo, por un lado, y a la Pintura de temática social, por otro. Con esta actuación, el Museo de Bellas Artes avanza en su proceso de renovación de la museografía de los siglos XIX y XX, una de las prioridades del centro durante el año 2023.

Las nuevas salas, situadas en la planta primera y tercera del edificio claustral del Museo, están conformadas por 45 obras de reconocidos artistas de la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX, como es el caso de Francisco Domingo, Salvador Martínez Cubells, José Benlliure Gil, Antonio Fillol, Joaquín Sorolla, José Mongrell, Rosario de Velasco, Manuel Benedito, Horacio Ferrer de Morgado y Eleuterio Bauset, entre otros.

De las obras que se muestran al público, un 60% (27 obras) se incorporan ahora al discurso museográfico procedentes de las reservas del Museo, entre las que se incluyen algunas que formaron parte de la colección Lladró adquirida en 2022 por la Generalitat. El 40% restante (18 obras) ya formaban parte del discurso museográfico de la colección permanente del centro en una ubicación distinta.

Las nuevas salas, situadas en la planta primera y tercera del edificio claustral del Museo, están conformadas por 45 obras.

El director del Museo de Bellas Artes de València, Pablo González Tornel, recordó que “costumbrismo y pintura social son las dos caras de una misma moneda en la pintura del siglo XIX, una amable y colorista y otra crítica e incisiva”.

El director señaló también que “para el montaje de estas salas ha sido fundamental el generoso depósito del Museo del Prado en el Museo de Bellas Artes de València, del que forman parte algunas de las mejores pinturas de historia de la colección”.

Con respecto a la nueva sala de pintura social, González Tornel subrayó que “la crítica a la violencia expresada por Antonio Fillol o el rechazo a la guerra de Eleuterio Bauset y Rosario de Velasco siguen tan vigentes hoy como entonces”.

La pintura de historia

Aunque la pintura de historia forma parte de las artes figurativas casi desde sus orígenes, el auge del género histórico se produjo en el siglo XIX vinculado a los liberalismos, la construcción del estado-nación contemporáneo y la eclosión del romanticismo.

En España, la sanción de la pintura de historia llegó en 1856, cuando Isabel II estableció, con carácter bienal, las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes. Aquí se estipuló que los temas históricos fueran los que implicaran un mayor reconocimiento para sus autores. En territorios como Valencia las Diputaciones desempeñaron un papel similar con propuestas temáticas autóctonas.

La pintura de historia siguió vigente hasta principios del siglo XX. No obstante, la relevancia histórica de los temas representados se fue diluyendo en favor de la anécdota romántica o, al acabar la centuria, realista. Pero fue la eclosión del realismo, patente en pintores como Eduardo Rosales, José Benlliure o Salvador Martínez Cubells, la que orientó definitivamente la pintura de historia hacia su disolución. La combinación entre temas menores y una representación naturalista acabaría desembocando en la pintura costumbrista y la crítica social.

El costumbrismo

La eclosión de la pintura conocida como costumbrista es un fenómeno propio del siglo XIX, fruto del romanticismo y del interés de viajeros europeos por los aspectos más exóticos de la cultura y tradiciones españolas.

En Valencia, José Benlliure Ortiz y Antonio Fillol practicaron con gran éxito la pintura de tipos populares con una estética muy realista que, a veces, reflejó la vida rural de manera descarnada. No obstante, fue Joaquín Sorolla quien supo aquilatar las características de la pintura costumbrista valenciana, imaginando una arcadia feliz poblada por sofisticados huertanos vestidos de seda.

Este costumbrismo valenciano idealizado obtuvo un enorme e inmediato éxito y creó una escuela pictórica que fue continuada por José Mongrell, Francisco Pons Arnau, José Vila Prades o José Pinazo Martínez.

La pintura social

Los precedentes del realismo social hay que buscarlos tanto en la pintura de historia, como en el costumbrismo y en el desarrollo del naturalismo como principio estético. No obstante, el auge de la pintura de temática social se produjo a finales del siglo XIX como resultado de los cambios políticos y sociales que habían sacudido Europa durante toda la centuria.

En España, este género alcanzó el éxito a partir del triunfo de Luis Jiménez Aranda en la Exposición Universal de París en 1889, y autores como José Jiménez Aranda o Joaquín Sorolla consolidaron el potente realismo social español. Además de Sorolla, en Valencia la figura capital de la pintura de temática social fue, sin duda, Antonio Fillol, quien en sus obras representó con toda crudeza el atraso de las sociedades rurales y la violencia de los conflictos armados.

Antonio Fillol. 'A la festa de les fadrines'.

Las primeras décadas del siglo XX, con una Europa en continua guerra y una España convulsa, avivaron la fuerza de las artes como elemento de denuncia de las injusticias sociales. No obstante, el realismo fue sustituido por una nueva estética ligada a las vanguardias, con artistas como Balbino Giner, Eleuterio Bauset, Horacio Ferrer de Morgado o Rosario de Velasco, entre otros, que llevaron las artes en España de manera decidida hacia la modernidad.

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