Condenan a 17 años y medio de prisión al vecino de Museros que mató a su mujer cuando fue a casa a por ropa

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El hombre que fue declarado culpable por un jurado popular de haber dado muerte de manera intencionada a su mujer cuando esta, una vez ya separados, acudió a la casa que compartieron y de la que era propietaria a recoger ropa y enseres, ha sido condenado ahora por el Tribunal del Jurado a 17 años y seis meses de prisión, además de a pagar una indemnización al único hermano y heredero de la víctima de más de 72.000 euros.
El fallo incluye la condena al marido por un delito de asesinato después de considerar como hechos probados que este le asestara hasta 22 cuchilladas con dos cuchillos de cocina diferentes. Sin embargo, consideran atenuante la confesión del ya condenado.

El fallo recoge también la prohibición de aproximarse al hermano de la víctima a menos de 300 metros durante 18 años y seis meses así como comunicarse con él y la prohibición de residir en Foios (donde reside el que fuera su cuñado) y en Museros (donde se produjeron los hechos) por el mismo tiempo. Además, deberá pagar, como responsable civil, una indemnización de 72.652 euros al hermano como único heredero.

Cinco años separados

El ya condenado declaró en el juicio que se casó con la víctima el 1 de agosto de 1997, y ambos se fueron a vivir a la casa que ella había comprado unos años antes en Museros. El hombre explicó que, pese a que en la escritura figuraba ella como propietaria, ha dicho que "en verdad, la casa era de los dos”, porque le dio 500.000 pesetas para la entrada y no la pudieron poner también a su nombre porque le estaban arreglando los papeles.

El hombre indicó que ambos eran "muy diferentes" y que llegó un momento en el que su entonces pareja iba de lunes a domingo a casa de sus padres a cuidarles, algo que les ocasionó diferentes problemas. Así, a finales de 2004, principios de 2005, la mujer le dijo que iba a irse a vivir con sus padres, porque su madre estaba muy enferma.

Este hecho hizo que finalizaran su relación. No obstante, pese a ya no estar juntos, la mujer le dejó vivir en la casa hasta que la vendiera. La puso en venta en el año 2009 y durante algún tiempo realizaba visitas al inmueble para comprobar su estado, llevar a futuros compradores o para encargarse, en ocasiones, de las labores de limpieza.

Una de ellas se produjo el 29 de abril de 2010 cuando la mujer regresó a la vivienda para recoger parte de su ropa y algunos libros. Pese a llamar repetidamente al timbre, el hombre inicialmente no le abrió y le tiró una maleta vacía por el balcón. La víctima insistió en querer entrar en la casa, con lo que se inició otra discusión.

El procesado abrió la puerta y, según su relató, la cogió de la mano y la llevó hasta la cocina. Allí, le preguntó si su intención era que acabaran mal. En ese momento, el acusado cogió un cuchillo y la mujer le dijo: “no tienes cojones a hacerme nada”.

Tras pronunciar estas palabras, el hombre admitió que le atacó con el cuchillo "seis veces", mientras él, según ha dicho, no llegó a correr peligro "en ningún momento". Ha reconocido que una de las veces se le rompió el cuchillo y se quedó la hoja dentro, con lo que cogió otro cuchillo un poco más grande y le dio una última puñalada.

Seguidamente, salió de la casa y pidió a una vecina que llamara a la policía porque había matado a su ex mujer. Sin embargo, la fiscal mantiene que el hombre le asestó hasta 22 puñaladas, y no seis como él dice.

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