Aldaia y su tímido no a los toros

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Bous al carrer

Tres cosas han quedado más o menos claras. Una es que si Aldaia hubiera sido un pueblo de auténtica tradición taurina y los bous al carrer no se celebrasen sólo desde hace cuatro años por capricho de un determinado alcalde, la consulta del otro día se habría ganado de calle. Eso hay que tenerlo claro. La segunda es que, vista la participación, el alcalde socialista Guillermo Luján crea problemas donde no los hay y antes que solucionar y gestionar, prefiere dividir y mediotizar a la opinión pública. Y por último, también por los porcentajes de la consulta, el retrato que arroja Aldaia es el de ser una ciudad dormitorio con todas las de ley, con un vecindario poco dado a interesarse por la cosas de un pueblo que en realidad ya no lo es.

Todo lo que sigue: la prohibición a celebrar festejos taurinos o la declaración ‘contra el maltrato animal’ es hacer el peor uso posible de las reglas democráticas; seguir optando por el populismo y la propaganda y, en definitiva, discriminar -culturalmente- y convertir en ciudadanos de segunda a un colectivo de vecinos de tu municipio, negando lo que hacen, proponen o quieren compartir siempre dentro de la legalidad. Y eso es poco democrático y, sobre todo, nada socialista.

Mal, muy mal, cuando la democracia se convierte en el gobierno de las mayorías y se falta el respeto o se ningunea de forma absoluta a las minorías. Peor todavía es cuando se toma por el todo una consulta chapucera que solo cuenta con una participación del 14, 3%, y que de ese total solamente 1.801 de 23.000 votantes dicen que no quieren toros. Demasiado tímido todo.

Los que votaron por los toros -1.418- y lo que representan dan igual. A toro pasado, lo más inteligente seguramente habría sido no votar y quedarse fuera del perverso jueguecito que planteaba una consulta que era puro capricho del recién llegado por estar a la “moda antitaurina”, como dijo el artista Miquel Barceló recientemente.

¿Por qué el verdadero amante del toro tiene ahora que votar por su cultura y tradición, esa que comparte con millones de personas y que se celebra en 280 municipios de la Comunitat Valenciana de manera legal, reglada y ordenada? Sin duda lo de Aldaia es una amenaza a la diversidad cultural, festiva y asociativa del municipio..

La declaración contra el maltrato animal ha sido, por último, la puntilla de la discriminación. Más allá del acto propagandístico, en nuestra sociedad declararse contra el maltrato animal tiene el mismo sentido que firmar a estas alturas un pacto antiyhadista: ningún sentido. ¿O es que pensamos que lo mismo en nuestras instituciones hay partidos demócratas que están a favor del terror yihadista, o que la ley y nuestra sociedad no tiene suficientes mecanismos para castigar y denunciar a quien maltrate a los animales? Qué pervertido el lenguaje político y sus cortinas de humo.

Lo torticero e insultante de esto es la excusa que mueve todo: equiparar maltrato animal con Tauromaquia y quedarse tan panchos. Eso es lo intolerable. Pero claro, no debe extrañar de una sociedad que habita en ciudad dormitorio con sus mascotas (vaya palabro tan degradante) castradas por comodidad humana y que incluso hablan por milagro Disney. Sí, tal vez por eso ahora quieren hacer creer que la animalidad del toro bravo molesta y que la Tauromaquia, esa relación milenaria del hombre con el toro, tiene que ser expulsada de nuestro templo tan domesticado como globalizado. Pues no.

Por suerte, el insulto del Ayuntamiento de Aldaia (uno de tantos) en nombre de la democracia no le hará perder un ápice de su vigor al bou al carrer. El toro seguirá preservándose con su animalidad, bravo e íntegro como él solo, gracias al hombre que lo ama y admira desde tiempo inmemorial. Los ritos taurinos, además de ser fuente de riqueza, diversidad y vertebración social y cultural en toda la Comunitat, seguirán siendo auténticos ejercicios de realismo mágico, de culto y respeto al toro. Y la cultura taurina, discriminada e ignorada ahora en Aldaia, seguirá, como cultura que es, compartiéndose entre los pueblos valencianos, que viven despiertos y son pueblo sin timidez alguna.

Andrés Verdeguer | @verdeguer | Periodista. Apasionado de la #Tauromaquia

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