El trasnochado independentismo catalán

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El cuarto intento de los independentistas catalanes para eufemísticamente “desconectar” a Cataluña de España, nuevamente mucho me temo que tiene los días contados a imagen y semejanza de los intentos de “desconexión” que se produjeron en los dos últimos siglos en nuestro país, precisamente durante las dos últimas Repúblicas, en febrero de 1873 con la Primera, y en abril de1931 y octubre de 1934 con la Segunda.

Durante la Primera, el autoproclamado unilateralmente Estado Catalán, se pudo solventar sustituyendo al por entonces presidente Figueras por Francisco Pi Maragall.

En la Segunda, la situación fue un tanto más compleja, ya que Francesc Maciá, aprovecho la proclamación de la segunda República Española, para ese mismo14 de abril de 1931 proclamar a su vez la denominada República Federal Catalana, revocada más tarde tras múltiples presiones para finalmente aceptar un estatuto de Autonomía con un menú de amplias competencias parecidas a las que ahora viene disfrutando Cataluña.

Situación que se repetiría de nuevo, cuando en octubre de 1934, Lluís Companys (ERC), volvió a autoproclamar unilateralmente el denominado Estado Catalán de la República Española, con la organización incluso de un ejército catalán al mando del consejero de Gobernación José Dencas. O sea, un Estado independiente dentro de otro Estado soberano, y ambos embarcados en un estado de locura Freudiana. La consecuencia de tal dislate o desvarío constitucional y jurídico fue que el presidente de la República española, Niceto Alcalá Zamora, declarara el estado de guerra por rebelión en todo el territorio de la República. Rebelión que al final se saldo innecesariamente con 46 personas muertas, treinta y ocho civiles y ocho militares, y que Lluís Companys fuera detenido el 17 de octubre, y condenado por Rebelión militar a treinta años de prisión por el Tribunal de Garantías Constitucionales de la República. Siendo graciosamente indultado posteriormente por esa misma República de la que quiso “desconectarse”. Igualmente, la autonomía catalana fue suspendida indefinidamente por una ley aprobada por el Gobierno republicano español.

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Y es ahora, tras la nueva y atípica proclamación del Parlament del 10 de noviembre de 2015, cuando se abre un serio y nuevo proceso de desafección institucional, división ciudadana y ruptura del dialogo con el Gobierno de España, abonado y auspiciado por la insoportable intransigencia de una parte de la clase política y social catalana que, trufada del peor surrealismo y demencia, ha devenido en el mayor caso de corrupción y latrocinio económico protagonizado por la familia del mismísimo ex presidente Jordi Pujol, en las últimas dos décadas, Viéndose envuelto e implicado igualmente, el partido que lo sustenta Convergencia Democrática, liderado por el actual president Artur Mas, cuyo travestismo ideológico ha sido capaz de mutar sus principios burgueses por el independentismo republicano más radical. Intentando como un malabarista tapar los escandalosos casos de corrupción de su partido envolviéndolos a modo de sabana en la bandera cuatribarrada.

Por lo tanto, hoy como ayer, el Estado y sus instituciones tienen toda la legitimidad y la obligación para neutralizar política y jurídicamente el disparate secesionista donde solo un 47% de la población catalana, apoya solemnemente el inicio del proceso de creación del Estado Catalán, al margen de las decisiones del mismísimo Tribunal Constitucional.

Desgraciadamente la soflama independentista está trufada de críticas al Estado español, a sus instituciones y a la Unión Europea por fomentar curiosamente el capitalismo. El España nos roba se ha convertido en el grito de guerra o vieja cantinela secesionista, proclamada en el territorio europeo con más competencias cedidas por un Gobierno central, así como el que más fondos percibe en proporción a su población, casi 50.000 millones de euros.

El drama del independentismo catalán es que proviniendo la mayoría de sus miembros de las llamadas castas burguesas, estas aun no han querido asimilar que Cataluña es lo que es, gracias al esfuerzo de los trabajadores del resto de España, que si bien encontraron en esta tierra su segundo hogar, igualmente devolvieron con creces y generosidad a la misma el afecto recibido. Cataluña, se quiera o no reconocer, posiblemente sea actualmente el territorio pluricultural con más “mestizaje” de toda España. He ahí ese 53% que el pasado 27-S dijo un NO rotundo a cualquier veleidad independentista. Siendo unos de los mayores y más conocidos exponentes catalanes de este “mestizaje” pluricultural y territorial, la actual jefa de la oposición en el Parlament de Cataluña, Inés Arrimadas y su jefe de filas Albert Rivera.

Desde Jaime I el conquistador, Fernando de Aragón, pasando por dos repúblicas, varias monarquías y una dictadura, lo que está claro es que la llamada burguesía catalana, aun no se ha quitado de encima ese no se sabe muy bien qué tipo de complejo histórico que alberga respecto del resto de los pueblos que conforman España.

José Antonio Sorzano | @JoseSorzano | Periodista y abogado

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