Bonrepòs i Mirambell, Burjassot, Mislata y Rafelbunyol piden la digitalización del ciclo del agua

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El ayuntamiento de Rafelbunyol se suma al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PERTE) para la digitalización del ciclo integral del agua. El objetivo es solicitar un total de 10 millones de euros a la primera convocatoria de proyectos singulares y demostrativos de los fondos europeos del PERTE.

Reunión PERTE

En la agrupación a la que se suma ahora Rafelbunyol participan la Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos (EMSHI), la Entidad Pública de Saneamiento de Aguas Residuales de la Comunitat Valenciana (EPSAR) y los ayuntamientos de València, Mislata, Burjassot y Bonrepòs i Mirambell.

Francisco López, alcalde de Rafelbunyol, ha asegurado que formar parte de este proyecto permitirá "seguir avanzando en la digitalización del ciclo integral del agua e implantar el modelo digital que nos permitirá trabajar con modelos predictivos e inteligencia artificial".

Presentación del proyecto

Hace diez días el proyecto se presentó en el centro de control de Emivasa en Vara de Quart, al que asistieron Elisa Valía, presidenta de la EMSHI y concejala del Ciclo Integral del Agua del ayuntamiento de València; Dionisio García, CEO de Global Omnium, así como el alcalde de Mislata, Carlos Fernández Bielsa o Juan Ángel Conca Pardo, gerente de la EPSAR.

Elisa Valía explicó que este proyecto "cubre todo el ciclo del agua, desde la captación hasta la depuración y vertido, porque no pueden conseguirse objetivos todo el ciclo del agua y las administraciones públicas competentes nos ponemos de acuerdo y trabajamos de manera conjunta. Es un ejemplo de colaboración público-privada que pretende beneficiar a 1,6 millones de personas".

Uso de sensores y Big Data

El proyecto contempla, entre otras acciones, la instalación de sensores para la obtención de los datos, el establecimiento de los sistemas de comunicación, la implantación del Big Data y las herramientas de ayuda a la toma de decisiones.

Con ello se podrá mejorar la eficiencia energética y, en definitiva, reducir la emisión de gases de efecto invernadero. También se establecen como metas reducir las pérdidas de agua en los sistemas de agua potable o asegurar la calidad del suministro a la población y a los usuarios finales.

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