Atrapa la arriesgada propuesta de África Alonso con su drama musical. Su visión del amor entre dos mujeres, desde los oscuros años del franquismo hasta las primeras décadas del siglo XXI, no sólo se convierte en el fresco de un recorrido social e histórico, sino que pone el foco sobre la compleja realidad que sufrieron dos mujeres enamoradas ante una sociedad opresiva y represora.
Carmen (Júlia Jové) e Isabel (África Alonso) son dos jóvenes maestras que unen sus vidas pese a todo y ante todo. No será fácil. Toda una maquinaria familiar y social caerá sobre ellas. Carmen se convierte en el punto de mira, su fragilidad emocional generará la grieta de un amor que, poco a poco, se transformará en un infierno entre la ternura y la caída. Si bien la línea de historia puede aparentar sencillez, la fuerza argumental y la textura de la trama convierten a ‘Una luz tímida’ en una potente historia de amor que no busca caer en la tentación del melodrama, ni en el golpe bajo del sentimentalismo. Por el contrario, como responsable de la dirección, África, utiliza la excelente banda sonora que acompaña la historia como una herramienta eficaz para construir un puente sólido en la dramaturgia que, con fluidez, toca la fibra de cada espectador.
Grandísima labor interpretativa la ejercida por la dupla Alonso y Jové y magnífica la partitura creada para la obra (Andrea Puig y la propia África Alonso), que lleva al espectador a un universo íntimo y personal.
Hay que decir que estamos ante un musical dramático de gran calidad para su pequeño formato, con gusto por el texto, un espacio escénico muy bien trabajado y diseñado y…, un juego actoral de mucha complicidad. Por suerte el amor traspasa las fronteras del tiempo, y ‘Una luz tímida’ nos muestra los abismos que atraviesa para envolvernos en la memoria de quienes lo viven. Aún queda toda una semana para acercarse a verla. Se conmoverán.
