Olympia Metropolitana y Elpuntodelai asumieron como reto producir, con buen acierto, una nueva versión de la afamada obra de terror psicológico ‘La mujer de negro’ creada por la novelista Susan Hill y versionada para el teatro por Stephen Mallatratt en 1987.
Con más de 30 años de exhibición ininterrumpidos en la cartelera londinense (y representada en más de 40 países), ‘La mujer de negro’ llegó al Teatro Talía con un aire renovado de terror gótico, y una factura local de primer orden gracias a la profesionalidad de su equipo artístico y técnico.
Bajo dirección de Rebeca Valls y con la dupla protagonista de Jordi Ballester y Diego Braguinsky, la obra no solo mantiene la fidelidad propuesta por Mallatratt sino que apuesta por generar una complicidad mucho más teatral e inmersiva que logra instalar el miedo y el susto en los espectadores.
Casi como un juego metateatral, la terrible historia que vive Arthur Kipps (joven abogado que se traslada al costero pueblo de Crythin Gifford para hacerse cargo de las últimas voluntades de la señora Drablow), es llevada al extremo más realista cuando contrata los servicios de un actor para representar los acontecimientos sufridos en el pasado.
Si bien la novela y su versión escénica mantienen un aire victoriano y tenebroso (casi al estilo Wilkie Collins), como herencia de un modelo narrativo muy destacado entre finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, la adaptación erigida por Valls apela mucho más a una penetración psicológica y un afán de descripción de los estados emocionales bastante más detenida y más minuciosa, así como más subjetiva, que otras propuestas vistas en Valencia.
Quizás este hecho de la dramaturgia se vea potenciado por el excelente hacer de sus dos actores principales y la gran labor creada por Víctor Lucas en la creación del espacio sonoro (sutil en ocasiones, inquietante en muchas), y los efectos ilusionistas generados por Nacho Diago (el miedo y las fantasmagorías irrumpen por doquier de la sala).
Más allá de los sustos y el terror, ‘La mujer de negro’ guarda una oportuna reflexión sobre los miedos y las experiencias violentas que la vida encierra y…, comprobar que esos miedos pueden saltar de la escena al espectador, es toda una experiencia que se da con el oficio y la profesionalidad de quienes saben hacer teatro de calidad. Hasta el 22 de octubre pueden disfrutar de esta estupenda e impactante pieza teatral.
