La idea surgió en una reunión con el párroco Ismael Ortiz, tras la publicación del libro Puçol en la memòria, que recoge imágenes e historias de la población en el siglo XX. La conversación se centró en dar a conocer el patrimonio de la iglesia de los Santos Juanes, que, con sus cuatro siglos de historia, hoy por hoy es prácticamente el único monumento visitable de Puçol, junto a algún lienzo de la muralla del antiguo jardín botánico y un molí de vent que necesita antes un buen lavado de cara.
“El problema es que no existe un catálogo, ni siquiera un folleto promocional que permita orientar una visita guiada a los Santos Juanes y, de hecho, tampoco al resto del patrimonio histórico de la población”, explica la alcaldesa, Merche Sanchis. “Así que cuando el Departamento de Comunicación planteó la posibilidad de echar una mano para crear un primer folleto turístico del patrimonio local, aprovechando que la parroquia ha mejorado la iluminación y está realizando algunas pequeñas restauraciones, no había más que una respuesta posible: vamos a sacar adelante ese folleto”.
Se trata de un trabajo de alguna forma experimental, para ver qué capacidad de convocatoria tiene. Si la idea funciona se podrá ampliar en el futuro a otro elementos de interés: la torreta, el molí de vent, los retablos del casco antiguo o incluso ideas más innovadoras, como la ruta de los árboles y la ruta de la piedras, dos proyectos en los que viene trabajando el profesor Vicent Ribes con sus alumnos del instituto desde hace tiempo.
Ahora que el libro Puçol en la memòria ya va por la segunda edición —a diez euros en las cuatro papelerías de Puçol—, el equipo que lo hizo posible continúa empeñado en recuperar nuevas páginas de la historia local. Y la elegida en esta ocasión es la parroquia de los Santos Juanes.
Pronto sus secretos serán historia
“Cuando nos reuníamos dos tardes por semana en la Casa de Cultura, para preparar los textos y seleccionar las fotos del libro sobre Puçol en el siglo XX, siempre hablábamos de que debía ser la punta del iceberg, el inicio de un proyecto más ambicioso que permitiera recuperar libros ya descatalogados para ponerlos de nuevo al alcance de los vecinos”, recuerda Sonia Pineda.
“Lo que no imaginábamos es que podía ser un folleto nuevo la siguiente publicación”, puntualiza Encarna Sebastiá. “Pero no un folleto sin más, sino uno que ayude a fomentar las visitas a nuestro patrimonio cultural y artístico. Un atractivo proyecto que enlaza con nuestra idea de proteger nuestros bienes históricos, de ponerlos al alcance de los vecinos y, por supuesto, de los turistas”.
