Frente al inmovilismo, la protección y dinamización de la Huerta de Valencia

Bien es cierto que no puede existir una huerta sin agricultores que puedan desarrollar dignamente su actividad pero, también es verdad, que no puede desarrollarse una actividad agraria plena sin una protección real y efectiva del espacio agrario, en este caso de la Huerta de Valencia, la cual, durante décadas, ha visto considerablemente mermada su superficie como consecuencia de la presión de los desarrollos urbanísticos e inmobiliarios.

El primer gran paso que se ha llevado a cabo para garantizar la protección, la recuperación y la conservación activa de este paisaje agrario, único y emblemático, de los municipios que conforman el área metropolitana de Valencia es la Ley de la Huerta de Valencia.

Esta Ley de la Huerta nace con una importante disposición normativa en materia de ordenación territorial y de protección del paisaje, aunque también contiene disposiciones dirigidas a dinamizar la actividad agraria y poner en valor la figura de las agricultoras y agricultores profesionales, elementos  fundamentales para garantizar la pervivencia de la Huerta.

Entre las novedades legislativas destaca la creación de un Consejo de la Huerta donde están representadas las administraciones, las asociaciones agrarias, las asociaciones vecinales y ambientales y, en definitiva, los actores sociales y económicos.

También se establece la aprobación de un Plan Agrario, que deberá dar solución a cuestiones fundamentales como la promoción de los productos de la Huerta, la mejora en los canales de comercialización -con especial atención a los canales cortos y a la venta directa- la mejora de las rentas agrarias, tanto de las explotaciones como mediante la implantación de actividades terciarias compatibles con la actividad agraria, el impulso del relevo generacional en el sector agrario, la puesta en marcha de las parcelas agrícolas abandonadas o infrautilizadas, a través de mecanismos de mediación, la puesta en marcha de un banco de tierras o la búsqueda y gestión de fondos europeos por servicios ambientales y de recuperación de ámbitos territoriales con relevancia agraria, ambiental y paisajística.

Hay voces críticas que afirman que esta no es una ley agraria y que no va a solucionar los problemas del agricultor, o que esta ley se ha elaborado por una Conselleria con competencias en vertebración del territorio, en lugar de redactarla la Conselleria con competencias de agricultura y desarrollo rural.

Lo primero que hay que aclarar es que leyes perfectas no son posibles. Leyes que aborden la totalidad de los múltiples problemas que afectan a un sector de un ámbito territorial, o que satisfagan a todos los actores sociales y económicos  afectados, no existen. Por tanto, esta ley no será infalible, para decepción de los nuevos amantes del perfeccionismo que tanto abundan en los últimos tiempos.

Pero, en el momento en que la abordamos, teníamos dos opciones. O bien optábamos por el inmovilismo de siempre, para que nada cambie, y para que los de siempre sigan haciendo lo mismo, apelando a la falta de consenso, o de soluciones perfectas que resuelvan todas las incógnitas. O bien, dábamos un primer paso al frente e introducíamos cambios, a pesar de ser conscientes de las limitaciones. Así que optamos por trabajar y avanzar en la aplicación de soluciones.

Yo lo tengo claro. Los diputados agermanats hemos apostado por avanzar en la protección y dinamización de este maravilloso espacio agrario, con todo lo que representa la recuperación y conservación de sus estructuras agrarias, su historia, su función social y su patrimonio arquitectónico y cultural. La Huerta de Valencia es un espacio estratégico que contribuye a la excelencia y la diferenciación del área metropolitana de Valencia, pero es también, un paisaje único y emblemático que merecía la atención y la regulación protectora que hemos aprobado.

Domingo Rojo | @domingorojo63 | Diputado Agermanat Corts Valencianes | Presidente Agrupación Olivereta-Valencia de Contigo Somos Democracia