Ana Ruiz Ruiz, presidenta-delegada de Manos Unidas en la Diócesis de Valencia acaba de publicar su primera novela ‘Pura vida’, una texto íntimo y personal que es todo un canto a la capacidad de transformación y a la libertad personal, en el que expone intensas experiencias vitales en las que pueden verse reflejadas muchas mujeres. Si bien ya había publicado como integrante de la antología ‘Cada mirada es única’, la realización de su primer texto novelado supuso todo un reto personal y literario.
Natural del valenciano pueblo de Foyos, esta polifacética autora madre de cinco hijos, empresaria, cooperante en India y Etiopía y que actualmente comparte su faceta de escritora con la de artista plástica y la de voluntariado, charla sobre su novela, entre sonrisas y recuerdos, sus muchas vivencias y su forma de abordar la vida.
Pregunta: ¿Cómo nace ‘Pura vida’?
Ana Ruíz Ruíz: La historia ya estaba en el fondo de mi pensamiento. Era el deseo de querer recordar un poco mi vida, analizarla y saber un poco el porqué de muchas cosas, porqué hoy he actuado así o porqué yo estaba donde estaba en ese momento. Yo he tenido una vida muy ajetreada, con muchos cambios, muchos hijos, con muchos proyectos, entonces…, creo que no había meditado lo suficiente y…, he ido intuitivamente. He tenido la gran suerte de hacer lo que he querido, y eso es muy importante. Además siempre he tenido mucha aficiones y, sobre todo, muchas ilusiones por hacer ciertas cosas y…, cuando ya llegó el momento, después de pasar lo de mi marido, lo hijos se van, ya te sientas y dices ‘¿yo que he hecho con mi vida?’. Entonces te sientas, reflexionas y te dices ‘voy a sentarme y saber el porqué de todo esto’. Saber quién soy yo y porqué estoy aquí y quién quiero ser a partir de ahora. Fue entonces cuando apareció Aurora Luna y dio su taller de escritura en Foios y me dije que era la oportunidad para empezar a escribir. Nunca había intentado escribir y creo que tampoco se me daba bien y…, Aurora supo crearme el gusanillo y me dio las herramientas para que deseara plasmar en papel lo que quería, plasmar parte de mi vida.
P: Si bien ‘Pura vida’ es una ficción, con un personaje central como Alba, cuya historia es un espejo de tu propia vida, creo que muchas mujeres podrán verse reflejadas en las vivencias de ella con todo su trasfondo social y humano.
A.R.R.: Eso es lo que me decidió a escribir la novela y a publicarla. En un principio quería hacerlo como un análisis personal, como unas memorias y como una especie de legado para mis nietos, para mis hijos…, mis nietos no habían conocido a mi marido que…, creo que era una persona muy especial. Quería hablar sobre el estilo de vida que llevamos y.., no quiero pecar de inmodestia pero…, dentro de mis parámetros éramos modélicos y…, la idea era escribir algo personal y familiar. Al descubrir mi vida, me di cuenta que mis vivencias, mis historias, tuvieron que vivirlas muchísimas gente y no solo Alba como personaje de mi vida. Quizás por eso decidí contárselo a más gente.
P.: Una reflexión compartida sobre la vida y sus altibajos, ¿no es así?
A.R.R.: Sí, es la vida en sí misma. La vida en su pureza, no dependiendo de una personalidad en concreto sino la vida tal cual es con sus desgracias, con sus momentos de alegría, sus momentos de disfrute, de tristeza… Creo que es eso lo que vivimos todos.
P: ¿Y qué era lo que más te preocupaba en la escritura?, ¿el estilo, la forma…?
A.R.R.: Si te digo la verdad, lo que más me preocupaba era saber si era auténtica, si era sincera. Perder el pudor, decir realmente lo que sentía. Mira, como no confío en que yo sea una gran escritora pues…, quería que estuviera escrito con una gran riqueza de vocabulario, que fuera ameno, que las anécdotas que contaba fueran interesantes para la gente…, por eso cuento mis vivencias con la familia judía, las cosas que viví en Panamá cuando el golpe de estado a Noriega…, creo que son momentos personales que le pueden interesar a la gente y hablan de un momento histórico también.
P: Es una novela, de parámetros autobiográficos, que invita también a pensar en la superación y en la capacidad que tenemos para sobrellevar los momentos duros.
A.R.R: Creo que invita, y yo lo veo así, a que nada se acaba cuando desaparece algo que a ti te puede parecer importantísimo. Siempre se puede resurgir. Siempre se puede cambiar y buscar cosas nuevas es…, como el ave Fénix, resucitar desde las cenizas y estar a gusto en el mundo y buscar ser feliz. Siempre existe un momento para cambiar y crecer como personas.
P: El libro también tiene un final abierto, contiene el mensaje de una persona que encuentra en la India un significado, un sentido solidario con el mundo y un sentido al pasado y al presente.
A.R.R.: Sí, sí. En el fondo es decir que lo más importante de la vida no es uno mismo sino lo que uno aporta a los demás. Para mí eso es lo que más me llena, lo que más me puede satisfacer y que da sentido a que mi vida ha servido para algo. Mis hijos cuando leyeron el libro descubrieron cosas de mi vida, de mi manera de ser y…, a lo mejor no lo hecho todo lo mejor que debía pero…, así las he vivido, así he aprendido a mejorar y así crecí con mis luces y mis sombras. Era antes otra época, otra manera de educar, otra manera de ver y hacer las cosas. Tengo arrepentimientos de algunas cosas y siempre puedes mirar hacia atrás y decir ‘cambio’, ‘cambio y busco otra forma de pensar’. Mira, al final, lo que más te llena y alegra, aunque hayas cometido muchos errores, es la actitud hacia los demás y lo que haces por los demás.
P.: Esa actitud de compromiso personal queda visible al ver que los beneficios del libro va destinado a causas solidarias y ayuda a personas necesitadas.
A.R.R.: Yo me considero una privilegiada y cuando ves, yo que he hecho voluntariado en Etiopía, Ruanda…, que la gente mal vive y que carece de lo más necesario uno toma la decisión de hacer algo por los demás y no nos podemos quedar de brazos cruzados ante esa situación. Pienso que todo el mundo tendría que hacer voluntariado y ver las necesidades que pasan millones de personas en el mundo.
P.: Y no solo desde un compromiso cristiano, como es tu caso, sino desde un compromiso humano y social, ¿verdad?
A.R.R.: Yo tengo las dos vertientes. Creo que no soy sensible en el sentido de: ‘¡Ah me duele esto en el alma!’; no, soy mucho más racional. Creo que muchas de estas cosas las hago sin que me apetezca, renunciando a muchas cosas pero, por compromiso cristiano, por que como cristina debo hacerlo y…, también por compromiso humano me involucro en las acciones humanitarias y solidarias. No es que yo este llamada a cumplir una vocación como Teresa de Calcuta, no, yo eso no lo tengo pero…, sí una fuerte convicción, humana y espiritual, a dar lo mejor de mí para ayudar y prestar todo mi apoyo a que este mundo funcione mejor y no hayan personas necesitadas ni carenciadas. Todos los beneficios de ‘Pura vida’ van destinados a Manos Unidas y así lo decidí desde un principio.
P: Manos Unidas desarrolla una gran tarea solidaria por el mundo.
A.R.R: Bueno, Manos unidas es una organización, no gubernamental, católica, dirigida por seglares, sin ánimo de lucro, creada por mujeres, es decir ya nació desde una visión feminista, y si bien su lucha fue contra hambre en el mundo, hoy ha dado muchos más pasos. Ahora estamos por los Derechos Humanos, la ecología, la conservación del planeta, la desigualdad, el maltrato… Mira, un 50% de nuestro presupuesto va a África, un 25% a Asia y otro 25% a América Latina. Llevamos unos 600 proyectos al año con unos 50 millones de euros recaudados y…, algo muy importante, el 93% de todo lo recaudado va a los proyectos. Solo el 7% está destinado a gastos del personal, ya que casi todos y todas somos voluntarios en la organización.
P.: Ana Ruíz, gracias por hablarnos de ‘Pura vida’ y muchas gracias por la modélica labor que hacen desde Manos Unidas. Esperemos que puedas seguir desarrollando tu faceta literaria a través de personajes tan bonitos como Alba.
A.R.R.: Gracias, a ver si tengo tiempo para seguir escribiendo. Gracias a vosotros, de verdad, y ha sido un placer compartir este momento y mencionar la labor que hacemos desde Manos Unidas.
