Era una crónica anunciada desde hace más de un año que el sillón azul contiguo al presidente Puig iba a quedarse sin el nombre de Mónica Oltra. Desde ese sillón azul, la ya exvicepresidenta llevaba meses actuando a la defensiva, atacando la labor de jueces y fiscales y, con ello, atacando al Estado de derecho, una actitud más propia de dictadoras que de una buena demócrata. Se fue alegando persecución de la extrema derecha, patética.
Eso le lastrará siempre y, sobre todo, se le recordará su actuar impulsivo e inquisitivo en un caso previo de presuntos abusos, en un centro de menores de Segorbe, que al final quedó todo en agua de borrajas. Si el protocolo seguido en Segorbe era el protocolo a seguir, ¿por qué la señora Oltra no actuó igual?
Oltra llevó muy bien las camisetas. La tildaban, permítanme la expresión positiva, de “animal político”, adalid contra la corrupción, pero todo cambió cuando de la camiseta tuvo que pasar a la gestión. Siempre he tenido la sensación de que ella misma siempre estuvo más cómoda en la oposición que en la gestión.
Compromís continúa su etapa, al final hay una expresión que lo dice todo “al rey muerto, rey puesto”. Mañana ya habrá nueva vicepresidenta. Lo que ya es evidente, es que Ximo Puig se encuentra hoy Oltra-liberado de las excentricidades que últimamente decía y hacia su ya exvicepresidenta; de los enfrentamientos entre Oltra versus Bravo; los “boicots” de Oltra al puerto de Valencia, o de los chantajes y alguna que otra rabieta de esta, cuando tocaba negociar presupuestos.
Yo creo firmemente que el presidente Puig ahora está Oltra-liberado. Pero me quedo con dos últimos interrogantes: ¿El presidente Puig acabará Hermano-Liberado? y ¿Azud-Liberado?
[ Mamen Peris | Abogada y política | Diputada Cs Corts Valencianes | @mamen_peris ]
