25, 52 y "La Gira de mi vida" de Antonio Orozco, cerrando la Fonteta

Anoche, 4 de julio de 2025, Valencia vivió una noche emotiva con el primero de los dos conciertos de Antonio Orozco en la histórica Fonteta de Sant Lluís (La Fonteta). Este recital marca uno de los últimos grandes espectáculos del pabellón antes de su cierre, ya que la ciudad se prepara para el estreno del nuevo y moderno Roig Arena en septiembre

Con lleno absoluto en uno de los dos conciertos (un sold out sólo refleja la magnitud de su convocatoria) , Antonio inició el espectáculo con una energía que contagió desde las primeras notas. Un recorrido por sus grandes éxitos —Devuélveme la vida, Estoy hecho de pedacitos de ti— enlazados con nuevas baladas de su próximo álbum que celebra sus 25 años de carrera

La cercanía fue la clave: Antonio bromeó, improvisó, pidió que le devolvieran ecos de sus frases y se emocionó en varias ocasiones. En un momento íntimo, confesó que su público es “importante porque me regala su tiempo”

El show estuvo impregnado de simbolismo personal. En pleno final, el artista apagó un pequeño pastel con velas para conmemorar su 52º cumpleaños, rodeado de aplausos y cánticos del público.

Ese gesto no fue solo por su edad: rememoró, una a una, sus décadas enfrentando retos y escenarios, y agradeció a quienes lo han acompañado desde su debut en 2000. El doble motivo de celebración fue recogido por la audiencia con auténtica emoción.

Este verano, La Fonteta cerrará un ciclo histórico de conciertos legendarios en Valencia. A partir de septiembre de 2025, la gran mayoría de eventos se trasladarán al recién inaugurado Roig Arena —un recinto con capacidad para entre 18 600 y 20 000 espectadores en conciertos— financiado por Juan Roig y ya en fase final de programación.

La transición no es sólo geográfica: supone un salto en dimensión, tecnología y ambición para acoger figuras nacionales e internacionales en espacios más grandes y equipados. La clausura de la Fonteta añade un valor sentimental a estos dos conciertos de Orozco, que serán recordados como el cierre de una era.

Antonio Orozco cerró la Fonteta con autenticidad: su voz rota, su cercanía, y ese ritual íntimo del cumpleaños sonaron como una declaración de gratitud. No fue sólo un concierto, fue una despedida emocional y festiva de un escenario que ha sido hogar para sus canciones y las voces de Valencia. Y mientras La Fonteta silencia sus luces, el Roig Arena espera para encender nuevas historias… pero aquellas velas apagadas anoche quedaron en la memoria de todos.

Este concierto confirma que, mientras se cierra un capítulo, la música sigue viva, sin barreras ni muros —y con Antonio Orozco, el futuro siempre promete latir fuerte.