El Museo de Bellas Artes expone hasta el mes de octubre 'Gypsum, Formant Artistes. L'estatuària clàssica de l'Acadèmia i la Facultat de Belles Arts de València' que ha organizado la Universitat Politècnica de València, en la que se muestran réplicas de estatuas clásicas realizadas en los siglos XVIII-XIX y que el alumnado de la Facultad de Bellas Artes siguen tomando como modelos actualmente en sus trabajos de investigación.
La sala Ribalta acogerá 18 de las 42 piezas que conforman la colección estatuaria de yesos de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos (inventariada entre 1773 y 1821), cedida a la Facultad de Bellas Artes de la UPV en la década de 1970.
Un patrimonio escultórico de gran valor histórico compuesto por copias fidedignas realizadas en los talleres de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid o adquiridas en el extranjero, y que más de dos siglos después todavía siguen en activo en las aulas, permitiendo el desarrollo de líneas de investigación novedosas sobre el estudio de los materiales y los tratamientos conservativos más adecuados para su salvaguarda.
El 'Torso de Belvedere', el 'Discóbolo' de Mirón, el 'Esclavo moribundo' de Miguel Ángel y la 'Venus de Milo' son algunas de las figuras que componen la muestra.
La exposición ha sido presentada en la rueda de prensa por la gerente del Museo de Bellas Artes de Valencia, Adoración Rufino; el vicerrector de Alumnado, Cultura y Deportes de la Universitat Politècnica de València, José Luis Cueto; y los comisarios de la exposición, Susana Martí y Ricardo Forriols.
Las colecciones estatuarias de yeso (del latín 'gypsum') fueron una herramienta clave en los sistemas de enseñanza artística en Europa entre los siglos XVI y XVIII. El inusitado gusto por lo clásico de aquella época impulsó la reproducción de esculturas fundamentales del período grecorromano, gótico, renacentista o barroco tanto en mármol, por la técnica de puntos, como en yeso, mediante la técnica del vaciado a través de moldes rígidos. Se trata de réplicas destinadas al coleccionismo y, especialmente, a la formación de jóvenes artistas.
En la corte española fue Felipe V quien promovió a partir de 1726 la creación de las reales academias de bellas artes, que adaptaron el modelo francés y se extendieron también por América, donde precisaban de este tipo de material docente.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, cambiaron las tendencias artísticas y se alejaron del canon clasicista para abrazar el antiacademicismo, por lo que este tipo de colección fue en muchos casos desterrada al olvido; sus piezas se destruyeron o fueron almacenadas en lugares poco adecuados para un material tan delicado como el yeso. La superficie compacta pero dúctil de estas esculturas es el mejor testigo de ese recorrido.
En ella podemos percibir las incisiones y las improntas de color derivadas de actos vandálicos, los restos de suciedad fijada en sus poros, las pérdidas de dedos, de brazos, de partes del cuerpo que les fueron arrebatadas y, también, la huella de la mirada escrutadora de numerosas promociones de estudiantes que las han tenido que dibujar como si estuviesen ante la obra original, enfrentándose a su complejidad y grandeza.
Esta exposición es uno de los actos finales con los que la UPV ha venido celebrando a lo largo de este curso su 50 aniversario y con ella se quiere poner en valor el patrimonio compartido entre el Museo de Bellas Artes, la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos y la Facultad de Bellas Artes de la UPV que vincula a las instituciones en su labor docente y en el estudio y la conservación del patrimonio artístico.
Además, la muestra acercará a los estudiantes a la colección y las salas de la importante pinacoteca valenciana, con acciones que trasladarán la actividad en las aulas a las instalaciones del museo a principios del próximo curso.
Coincidiendo con el final de la muestra, se están preparando para principios de octubre unas jornadas que se realizarán en el museo y en las que distintos investigadores tratarán de ampliar los datos sobre esta colección de estatuaria clásica, su historia y particularidades, así como sobre las tareas de conservación y restauración que exigen. Para ello está previsto invitar a conservadores de la Real Academia de San Fernando de Madrid y contar con aportaciones nacionales e internacionales.