Junta Central Fallera abandona la Mesa de Seguimiento de las Fallas por la falta de avances con los casales

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El mundo fallero ha dicho basta. El malestar generado por el final de todo tipo de restricciones en los locales de hostelería por parte de la Conselleria de Sanitat, del que han sido excluídos los locales festeros y más concretamente los casales falleros, ha terminado por provocar el plante de colectivo fallero tras esperar más de una semana a que se produzca algún movimiento por parte del departamento dirigido por la consellera Ana Barceló, tal y como anunciara el concejal de Cultura Festiva del Ayuntamiento de València, y presidente de la Junta Central Fallera, Carlos Galiana, en el transcurso de la última asamblea correspondiente al mes de junio.

Así las cosas, y ante la falta de respuesta y avances en este particular, la Junta Central Fallera, de forma consensuada con el mundo fallero, ha entendido que es necesario abandonar la Mesa de Seguimiento de las Fallas con la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública ante la falta de avances en la desescalada promesa por parte de la administración autonómica en cuanto a los casales falleros.

Además, el organismo autónomo expresa su malestar por los incumplimientos de los compromisos que se adquirieron por parte de Sanidad en las diversas reuniones mantenidas a lo largo de este tiempo con los colectivos falleros.

Interagrupación exige un trato igualitario

Una protesta que ya ha expresado en términos similares la Interagrupación de Fallas de València esta misma mañana, que no terminaba de explicarse cómo se había prometido desde Sanitat que se iba a dar a los casales el mismo trato que a la hostelería y en la práctica, a la vista está, no ha sido así y lo que es peor, "sigue sin darse una explicación razonable" a este respecto.

La Interagrupación constataba en su comunicado hecho público hoy que "las Fallas hemos demostrado sobradamente durante todos estos meses nuestro talante, disposición y empatía, pero pensamos que ha llegado el momento de decir basta. Estamos cansados de engaños y demoras y exigimos ya un trato igualitario al resto de actividades económicas", señalan en términos inequívocos de malestar ante la situación.

Junta Central Fallera, por su parte, confirma la versión de Interagrupación al señalar que a día de hoy, prácticamente no se ha avanzado en la desescalada de los casales falleros -compromiso que adquirió la Conselleria-, que continúan con limitación horaria de apertura y con la prohibición de, incluso, beber agua en su interior.

Los casales falleros continúan sometidos a unas medidas que están fuera de lugar si se comparan con otros colectivos. No se les ha equiparado a entidades culturales ni se rigen por normativa hostelera ni están dentro de las reuniones familiares. Tampoco se ha dado ninguna explicación razonable por parte de Sanidad.

Desde la Mesa de Seguimiento se trabajó en la importancia de las comisiones falleras de la Comunitat Valenciana como eje vertebrador de la cultura en todos los ámbitos y aspectos, así como también de su papel económico y social. De este modo se pidió que los casales se contemplaran y rigieran dentro de la normativa de entidades culturales. La propia Conselleria de Sanidad aseguró que se tendría en cuenta las peticiones, con una desescalada progresiva en los casales que permitiría la actividad, dentro de unas normativas establecidas. Pero, a día de hoy, no se ha producido ningún avance.

Si bien la Conselleria se comprometió el lunes 14 de junio a levantar el veto a los casales el 1 de julio, se insistió en la reunión y en conversaciones posteriores en la necesidad de no esperar tanto tiempo, máxime teniendo en cuenta que hay que preparar unas Fallas en septiembre, sin que nuestra petición se haya atendido.

Llegados a este punto, Junta Central Fallera quiere agradecer a la Interagrupación de Fallas de València y a las juntas locales la voluntad de crear la Mesa de Seguimiento pero se ve obligada a tomar esta decisión ante los sucesivos incumplimientos por parte de la administración autonómica.

El colectivo fallero, formado por más de 250.000 personas, ha demostrado durante este año de pandemia su responsabilidad ante las circunstancias y también su colaboración con las autoridades sanitarias, así como disposición y empatía. Por todo esto, es hora de exigir respeto y un trato igualitario con el resto de actividades económicas.

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