En una gala divertida y desenfadada, Catacumba celebró la clausura de una nueva edición de su festival de cine que durante una semana ha ofrecido más de cincuenta proyecciones de los géneros fantásticos, ciencia-ficción, terror, bizarro y experimental.
La obra francesa Zero m2 del director Matthieu Landour se hizo con el Feto de Oro y mil euros en metálico al mejor cortometraje, otorgado por un jurado compuesto por los cineastas catalanes Adrián Cardona y David Muñoz, presente en el acto de entrega de premios. Las menciones de honor del jurado fueron para el corto Zar-The heat, del director polaco Bartosz Kruhlik y La forcé de l'âge, del francés Lecocq Quentin.
El Feto de Oro del Público al mejor cortometraje otorgado por los asistentes al festival recayó en la también francesa L'ours noir, de Xavier Seron y Méryl Fortunat-Rossi, mientras que Videoclub, de Àlam Raja, se hizo con la Muñeca Rota, estatuilla con la que el festival premia al corto más entrañable, realizado con mucho ingenio y pocos medios.
En la sección de largometrajes el premio de 500 euros a la mejor película, otorgado por la organización, fue para El eslabón podrido, del director argentino Valentín Javier Diment, que envió desde Buenos Aires un video de agradecimiento que fue proyectado durante el acto de clausura.
Por otra parte, el actor Anthony Sonigo y la actriz Florence Monge recibieron menciones de honor por sus interpretaciones en las francesas Zero m2 y La forcé de l'âge respectivamente, mientras que El bosque negro, de Paul Urkijo, recibió mención especial a los mejores efectos especiales.
Como novedad de esta edición, por primera vez Catacumba programó un ciclo dedicado al stop-motion, coordinado por el cineasta valenciano Pablo Llorens, que fue el encargado de escoger los trabajos ganadores de esta sección, cuyo premio de 250 euros al mejor corto fue para Canis, de Marc Riba y Anna Solanas, mientras que El Cryptozoologo se hizo con los 150 euros del premio a la mejor animación. Su director Vicente Mallols y productora Paloma Mora recogieron el premio, agradeciendo a Catacumba la inclusión de una sección de stop-motion en el festival.
Catacumba cerró esta edición con la entrega de los ya tradicionales premios Pipol y Comomolo, con los que los organizadores distinguen a los espectadores más fieles del festival.
Más de setecientos trabajos internacionales presentados a los respectivos certámenes de largometrajes y cortometrajes, y 2.500 euros repartidos en premios consolidan la propuesta cinematográfica de Catacumba, que ya prepara su XIV edición, que se celebrará en Godella a finales de 2016.