Cuando las noticias se llenan de imágenes y hechos impactantes, cuando la crueldad vuelve a copar la actualidad por los conflictos entre Israel y Hamás, los actos terroristas cometidos por ‘lobos solitarios’ o las llegadas masivas de migrantes en condiciones infrahumanas, del 26 al 29 de octubre se estrena en la Comunitat Valenciana el prestigioso espectáculo ‘Si esto es un hombre’, versión teatral de la novela homónima en la que Primo Levi narró los diez meses que sobrevivió en un campo de concentración nazi, cuestionando qué convierte en humano a un individuo.
El proyecto de este espectáculo nació de manera casi impulsiva. Atraído por el título de un libro que encontró casualmente, el actor y director teatral Carlos Álvarez-Ossorio decidió llevarlo al escenario con su compañía Cámara Negra nada más devorar el texto. Pero tuvieron que esperar diez años, tiempo en que superaron las reticencias iniciales de los herederos del escritor italiano y que emplearon en ir madurando el formato con el que abordar el texto. Por fin, se estrenó como espectáculo unipersonal, protagonizado por el propio Álvarez-Ossorio, quien también desarrolló la dramaturgia y dirección. Corría enero de 2020 cuando se estrenó la obra y solo tuvo tiempo de hacer tres funciones, ya que al poco se suspendió la actividad de los teatros, durante el confinamiento por la pandemia de Covid 19.
Una prueba del tesón y resistencia de Álvarez-Ossorio (que quizá le hizo conectar con esta historia) es que, frente a la adversidad, no se vino abajo. Y en 2021 retomaron la obra con una gran acogida: fue segunda en el Ranking de la Crítica de Madrid (2021/2022), él fue finalista a los Premios Max (2022) en la categoría de Mejor Actor. Además, el montaje fue candidato en las categorías de Mejor Adaptación y Diseño de Iluminación ese mismo año.
Tras el paso por escenarios de Madrid, Galicia o Extremadura, entre otras autonomías, la gira nacional de Si esto es un hombre recala por primera vez en la valenciana para ofrecer al público de Sala Russafa una conmovedora experiencia escénica que se completará el viernes 27 de octubre con un encuentro del intérprete con los espectadores al acabar la función.
Luces, palabras y carne para reflexionar sobre qué nos hace humanos
Primo Levi contaba apenas 24 años al entrar en uno de los campos de trabajo de Auschwitz y logró salir de él habiendo madurado a la fuerza, adquiriendo una visión completamente nueva de qué humaniza o deshumaniza a una persona.
Durante los diez meses que duró su encierro, iba redactando su novela autobiográfica conforme superaba los días, jornadas que describía con paralelismos al infierno creado por Dante en 'La Divina Comedia', en las que veía quebrarse la dignidad. El matiz importante que aportaba Levi es que la perdían tanto quienes se veían reducidos a meros instrumentos de trabajo, sufriendo todo tipo de violencia, como quienes la ejercían. Ambos dejaban de ser personas.
Los gallegos Cámara Negra señalan que quizá pueda parecer que el Holocausto fue algo único y lejano. Pero defienden que este texto conecta perfectamente con la actualidad porque, además de que todavía se realizan atrocidades amparándose en conflictos bélicos o en cuestiones como la etnia o las creencias, “vivimos en una sociedad capitalista donde las cosas tienen valor mientras son útiles. Lo mismo ocurría en los campos con las personas”, comenta el director e intérprete de la pieza, que ofrecerá cuatro únicas funciones en Valencia, en la Sala Russafa.
El texto de Levi supone un retrato incomparable y lleno de profundas reflexiones sobre cómo estos lugares operaban cual prefecto engranaje. “La idea era extraer con el mínimo coste la máxima fuerza de trabajo de los individuos, exprimiéndolos hasta sus últimas consecuencias. Lo mismo podemos encontrar hoy en día en muchos sectores de la economía o la política”, argumenta el impulsor de este proyecto.
Otra conexión con la actualidad es que los campos funcionaban por un sistema de selección natural, pero a la inversa. “Quienes sobrevivían entre los presos y los que ascendían entre la organización de las SS eran las peores personas. Los generosos, los que protegían a sus compañeros o quienes se negaban a usar la violencia no tenían nada que hacer”, explica Álvarez-Ossorio, señalando la valentía de esta tesis, que llevó a Levi a granjearse algunas críticas. “Esto ocurre también hoy día. Muchas veces, para triunfar, tienes que pasar por encima de los demás”, denuncia el artista, que compartirá sus ideas sobre este proyecto con el público tras la función del viernes.
Para recrear en escena la deshumanización progresiva que retrata Si esto es un hombre, fieles a su filosofía, la compañía gallega apoya el espectáculo en unos pocos elementos, pero de gran potencia por sí mismos y cuando interactúan. Uno de ellos es la proyección de palabras, extractos de la obra de Levi o citas de otros autores, nombres en alemán de lugares dentro de los campos… Estas palabras sirven de anclaje al espectador, ante el que se muestra un escenario prácticamente desnudo. Lo viste con estudiada fuerza estética el segundo de los elementos escénicos, el diseño de iluminación creado por Violeta Martínez, que impacta en el espectador por la belleza y crudeza de las imágenes que crea, potenciando el aspecto físico de la interpretación del actor, tercer elemento destacado.
“La Metamorfosis de Kafka nos sirvió de base para el trabajo corporal, la idea de acabar convertido en un insecto. Trabajé con Alfonso Hierro-Delgado, que es bailarín y actor de la compañía, para ir reflejando ese tránsito a través del cuerpo”, recuerda Álvarez-Ossorio sobre una interpretación que ha sido destacada por la crítica. El resultado es una profunda huella en el público, que remueve conciencias, invita a la reflexión y al cuestionamiento. “El poder del teatro es que sucede en vivo. La gente está viendo frente a sí escenas que no tienen el filtro de lo virtual, de la pantalla. Está oyendo directamente la voz del actor, las palabras del autor, está acompañándoles en un viaje a las profundidades del ser humano” explica el director e intérprete de la pieza sobre la conexión que logra con los espectadores, esquivando retinas anestesiadas y corazones acorazados para tocar aquello que nos hace humanos: la empatía.
