Rafael Riqueni: “El flamenco es una forma de sentir”

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Bajo un mismo cielo plomizo y 655 kilómetros de distancia, el guitarrista y compositor Rafael Riqueni (Sevilla, 1962) descuelga el teléfono para hablar de flamenco, de su trayectoria, de alguna anécdota y de Herencia (Universal Music, 2021), su último trabajo que presentará el próximo 3 de mayo en el Teatre Talia de Valencia.

Rafael Riqueni
Foto: Rafael Riqueni

A estas alturas, Rafael Riqueni necesita pocas presentaciones. Su trayectoria le ha consagrado como uno de los más grandes maestros de la guitarra flamenca. Hace 40 años que este sevillano se entregó a la guitarra y con ella al flamenco, porque “el flamenco es una forma de sentir, de expresarse, de vivir. El flamenco es una de las músicas de más fuerza. En un principio, el flamenco se desarrolló en bares, en sitios donde los cantaores podían expresar lo que sentían, y después otras músicas bebieron de ahí”Y al margen del mundanal ruido, Riqueni se muestra optimista ante la situación actual de este género tan rico en palos y compases, ya que “quitando de la pandemia, que ha cerrado muchos tablaos, hay mucho reclamo”.

Con 14 años, fue ganador de los dos principales premios nacionales de guitarra: el premio Ramón Montoya de guitarra de concierto en el VIII Concurso de Arte Flamenco de Córdoba y del VI Certamen Nacional de Guitarra de Jerez de la Frontera. A partir de ahí, comenzó su carrera profesional, marcada por la búsqueda de un estilo propio. Su nombre está ligado a otros genios del flamenco como Manolo Sanlúcar, uno de sus maestros, Paco de Lucía o Enrique Morente, de quien guarda un especial recuerdo como refleja el timbre de su voz pausada y suave. Enrique y yo teníamos una amistad muy grande, tanto personal como profesional. Vivimos una época de oro en Madrid. Aquello fue maravilloso”, confiesa este trianero que lleva en sus manos las huellas de su guitarra.

Empezó muy joven, “por mi padre, primero, con cosas fáciles, y mira dónde he llegado”, explica al recordar aquellos primeros años, en los que siempre fue a la caza de un sonido particular para imprimir a cada trabajo un estilo distinto al anterior.

Para Riqueni, "es muy importante que cada disco tenga un sonido y una historia diferente. Para mí es muy interesante ver como desde Juego de niños hasta Herencia ha habido todo un proceso evolutivo, en el que, todos los discos son diferentes unos de otros”.

Asimismo, ese rastreo de sonidos le llevó a complementar su formación con estudios musicales, más allá de la tradición oral, para “poder expresar lo que sentía. Esos elementos de la música clásica son los que me han facilitado expresar lo que he querido”, según Riqueni.

Constancia de ello son cada uno de sus trabajos desde Juego de niños (1986), Flamenco (1988), Mi tiempo (1990), Suite Sevilla (1992), junto al guitarrista clásico José María Gallardo del Rey, Maestros (1994), con la participación de Enrique Morente, Alcázar de cristal (1996), hasta el Parque de María Luisa (2017), álbum por el cual hubo unanimidad en la crítica al tildarlo como uno de los mejores discos de guitarra flamenca de la historia reciente. Y ahora, Herencia, trabajo nominado al Grammy Latino 2021 como Mejor Álbum de Flamenco.

Herencia es la influencia directa que tenemos los guitarristas de los maestros”, arguye Riqueni. Por ello, cada tema, cada palo, con su huella personal, está dedicado a otros grandes del flamenco como Pepe Habichuela, Mario Maya, Joaquín Amador, Enrique de Melchor, Tomatito, Serranito, Manolo Sanlúcar y Paco de Lucia. También a Morente. A través de Herencia, Riqueni se sumerge en la guitarra flamenca de concierto, con numerosos y apasionantes matices. En Herencia hay historia y tradición, como ya hicieran “Paco de Lucía o Manuel Sanlúcar, que se inspiraron en cosas más antiguas como por ejemplo Ramón Montoya o Miguel Borrull, y después las llevaron a su terreno. En Herencia hay toda una serie de motivos, que cojo y hago a mi manera, no es un disco como Maestros, donde interpreto tal cual temas de los grandes. Herencia es un disco donde se ve la influencia directa de los maestros en mi persona”.

Por último, y sin más florituras, como escribió Juan Garrido en el Diario de Jerez: “Silencio, toca Riqueni”.  

 

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