Acabo de leer una noticia que me ha dejado patidifusa: “Vox y PP prohíben en Náquera las banderas LGTBI y las concentraciones de violencia machista”. Vuelvo a leerla por si se trata de un error.
Veamos: una cosa es el tema de las banderas que dependerá del auto de un juez, para su retirada y otra el de las concentraciones de violencia, que se refiere, ni más ni menos que a una cuestión de derechos fundamentales.
Respecto a las banderas, está claro que en los espacios públicos solo se pueden poner banderas oficiales, excepto que haya autorización para colocar otras. Si hay autorización, la bandera estará legalmente colocada en su sitio, hasta que termine la autorización. Si no se pidió autorización a la autoridad competente, el juez resolverá su retirada. De todas formas, la intención es la que es, la bandera arcoiris les da alergia. Ellos sabrán por qué.
Otro asunto bien distinto, es el tema de las concentraciones de violencia machista. ¡Ojo!, eso son palabras mayores porque se trata de Derechos fundamentales que las Comunidades Autónomas no pueden limitar, restringir y mucho menos prohibir, derogar o decirnos cómo se tienen que llamar. ¡Faltaría más!
Repasemos: El artículo 14 de la Constitución establece la no discriminación por razón de nacimiento, sexo, raza, raza, religión , opinión o circunstancia personal o social y el 20 reconoce el derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas u opiniones. Dicho esto resulta que Vox y el PP se creen con derecho a decirnos como llamar a las manifestaciones o a eliminar el adjetivo machista. ¿Pretenden eliminar la violencia machista eliminando la palabra o acaso no la reconocen? Sea cual sea la intención, vulnera el derecho fundamental a la Libertad de expresión, cosa que no tienen autoridad para hacer, además de que se les ve demasiado el plumero.
No sé si los políticos de Vox y el PP se han leído la Constitución, pero convendría que lo hicieran porque entre otras cosas, la Ley de Violencia de género (ley 1/2004) es una ley orgánica por lo que su aprobación, modificación o derogación exige la aprobación por mayoría absoluta del Congreso de Diputados, y nada pueden hacer las CCAA, excepto ruido. Y aunque mi comunidad es muy dada a la traca, no olvidemos que está hecha de pólvora y la verdad, no se trata de echar más leña al fuego…. Porque quema. ¡País!
[ Lupe Bohorques | Profesora Ética y Derecho Constitucional y escritora |@lupe Bohorques ]
