Katy Bertrand: “Esta novela es vida en todos los sentidos y por eso es dura”

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‘Ana Clara teje su destino. Parte I: El juego que apaga la voz’ es un libro basado en una historia real que refleja las violencias que sufren muchas mujeres en Paraguay. Entrevistamos a dos de sus autores, Iván Roche, Katy Bertrand, quienes han aplicado los “hilos de ficción” a la autobiografía de Teo Soler.

Portada del libro.

Pregunta: ¿Qué significa para vosotros haber escrito junto a Teo Soler una novela tan personal y profunda?

Katy Bertrand: Nos quedamos sobre todo con la oportunidad de aprender de Teo, de su positividad y fuerza de superación y de cómo afronta los reveses de la vida sin venirse abajo, algo que nos ayuda en el día a día, aunque a veces parezca muy difícil reponerse y seguir adelante. Nos ha ayudado a recordar que vivimos en un país, que no es perfecto, pero que contamos con muchos privilegios que damos por hecho (calefacción, comida, educación) y que en muchos lugares en el mundo no tienen. Aprender a quejarnos menos por lo que nos falta y más agradecer lo que sí tenemos. Nos dio la oportunidad de conocer otra tierra y meternos en la piel de otras personas. Ella nos dio valor para cambiar nuestro destino, para mirarnos adentro y buscar las heridas y sanarlas o, al menos, identificarlas. Esta novela es vida en todos los sentidos y por eso es dura, pero a la vez habla de amor, de humor y de esperanza, para nosotros es nuestra vida ya que con ella nos conocimos, nos enamoramos y la escribimos durante nuestro primer embarazo… Teo siempre será familia y Ana Clara siempre será nuestra niña.

Iván Rocher.

P.: ‘Ana Clara teje su destino’ pone de manifiesto muchas realidades que viven las mujeres y niñas en algunas sociedades que, para muchas personas, aún son desconocidas. ¿Vosotros sentís que habéis abierto los ojos de alguna manera al acercarse a esta historia?

Iván Roche: La verdad que sí. Hay muchas cosas que suceden en la novela que yo no podía ni llegar a concebir, como que un hombre pueda dar hijos a su pareja y a los hijos de esta y ser a la vez padre y abuelo de los mismos. O que un familiar pueda abusar de una niña mientras a su alrededor todos prefieren callar por vergüenza. Y no hace falta irnos a un pueblo en mitad de la selva, es algo que puede suceder en cualquier tipo de ámbito. Creo que el abuso no conoce de sexo, ni raza, ni clases, aunque se agarra a ellas para justificarse. En el caso de Paraguay las estadísticas de violaciones son un hecho.

K.B.: Sé que si hemos abierto algún ojo, al menos en cuanto a realidades se refiere. Luego una vez abiertos habrá personas que los vuelvan a cerrar y otras que ya no volverán a hacerlo. Sobre todo queríamos que las voces que estaban calladas pudieran sentir que se puede hablar y que no deben sentir vergüenza, son valientes y se las tiene que respetar, no ignorar y menos aún culpabilizar.

P.: ¿Cuál ha sido el principal desafío al realizar esta novela?

I.P.: Creo que lograr buscar el sentido del humor dentro de la crueldad de los hechos que se relatan. Hemos intentando siempre mantener la inocencia, del mismo modo que lo intenta la propia Ana Clara. No queríamos entrar en el morbo o los detalles escabrosos, aunque de esos hay muchos, pero siempre hemos intentado tratarlo con mucho respeto. A mí me genera mucha admiración alguien que sufre un abuso y sigue adelante, y que incluso encuentra la fuerza para contarlo al mundo buscando que deje de suceder. Hemos buscado en todo momento mantener enganchado al lector, de la primera a la última página, aun contando partes muy, muy duras.

Katy Bertrand.

P.: ¿Por cuánto tiempo han trabajado junto a Teo Soler en la escritura del libro?

K.B.: Fueron 9 meses escribiendo día y noche, casi a la vez que el embarazo de nuestra hija. Las páginas de la novela iban creciendo a la vez que la barriga. Aunque realmente la primera parte de documentación la hicimos en 2015, cuando Iván conoció a Teo y grabó junto a otro compañero 15 horas de entrevista antes de viajar con ella a Paraguay para conocer la tierra y su cultura.

P.: ¿Cómo describirías al personaje de Ana Clara?

I.R.: Salvaje, rebelde e inocente. Es una combinación curiosa, aparentemente se contradice, y es para mí uno de sus principales atractivos. Ana Clara creo que sobretodo es curiosa. Ella necesita entender por qué pasan las cosas, no se conforma con un “porque lo digo yo”, es quizás eso lo que la lleva a ser rebelde, es una rebeldía por la necesidad de comprender, y cuando se encuentra con alguna injusticia, como que a su madre le paguen menos por ser mujer, o que ella no pueda ser la “patrona”, necesita entender por qué. Pero claro, nadie se lo sabe explicar mucho más allá de “es lo que hay”. Y eso, a ella, no le vale. Yo creo que en Ana Clara hemos volcado una parte de cada uno de nosotros, y creo que es esa misma parte que nos une y hace que nos admiremos entre nosotros tres.

K.B: Pienso lo mismo y añado que creo que Ana Clara es esa niña que todos llevamos dentro y la hemos ido acallando. Hemos perdido esa voz de valor y decisión que nos movía y a veces sería bueno recuperarla. Ella es esa inocencia que se debería salvaguardar a toda costa.

P.: ¿Cómo os gustaría que los lectores hablaran del libro?

I.R.: Me gustaría que la novela sirviera de ayuda al lector, que sea una fuente de inspiración para aquellos que se la encuentren en un momento de su vida en el que necesitan de esta historia, como me sucedió a mí. Por un lado las personas que viven una situación parecida, que les anime a contarlo, a buscar ayuda y no callarse. Y por otro, a los que pasan una situación difícil en la que parecen no ver salida. Recordar, sí, la hay siempre la hay, aunque a veces todo parezca muy oscuro siempre hay una rendija por la que se cuela la luz. Siempre hay alguien que te tiende la mano.

K.B.: Me gustaría que del libro se hablara bien, que no se remarcaran las partes duras pudiendo hacer sentir vergüenza a las protagonistas o darle poder a las personas que cometieron esos actos, nunca quisimos vender morbo sino todo lo contrario, pero había que narrar lo sucedido tal y como sucedió para darle valor a las personas que lo sufrieron no a los malhechores. Es un libro que trae otras realidades y también trae esperanza y energía positiva. Me encantaría que alguien a quien han callado al leerlo esa persona no se sintiera sola y quisiera hablar o al menos se le cayera la mordaza y la culpa de encima. Me gustaría que cada lector mirase más allá de las copas de los árboles tal y como hace Ana Clara y se preguntara que hay hacia a delante y se permitiera soñar.

(Agradecemos la colaboración de Promueve Libros para la realización de esta entrevista).

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