La sala La Màquina acoge el estreno absoluto de ‘AB Extra’

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Es más fácil juzgar que hacer, opinar que crear. No sólo en el ámbito de las artes escénicas, en una sociedad que cada vez tiene más integrada la cultura del ‘Like’, la emisión de juicios es constante y pocas veces parte del conocimiento de las condiciones y circunstancias que rodean aquello sobre lo que se está opinando. Una denuncia que llega de la mano de ‘AB Extra’, pieza inclusiva de danza- teatro de Entrelazados DTI, una de las escasas formaciones profesionales integradas por miembros con diversidad funcional e intelectual de la Comunitat Valenciana.

Del 5 al 21 de mayo estrenan en el complejo escénico La Màquina el segundo espectáculo que han creado dentro de un marco de trabajo como residencia creativa, desarrollando una investigación a lo largo de varios meses y presentando su resultado en la programación regular de la sala situada en la calle Padre Jofre nº7 de València, como una compañía más.

Durante tres semanas, con funciones de viernes a domingo, el público podrá disfrutar del trabajo de esta formación liderada por la bailarina y docente especializada Silvia Valentín, que lleva trabajando la inclusión a través de las artes escénicas desde hace décadas.

Ella ha sido la encargada de crear las coreografías y Rafa Cruz la dramaturgia de esta pieza que ambos codirigen y que gira entorno a temáticas como la vanidad, el exceso, la dificultad o el amor.

Una imagen de la obra.

La visión y las vivencias de los propios integrantes de la compañía han ido conformando, a través de sesiones de trabajo, los mensajes que lanzan no solo desde su condición de personas con diversidad, sino como miembros de una sociedad que, en su opinión, necesita retener la velocidad del juicio y la opinión antes de calificar, clasificar, ignorar o ensalzar actitudes, obras o estilos de vida.

Adentrarse en la visión de quienes suelen ser invisibles

Según Cruz, resultaba muy interesante que estas personas, que cada día se enfrentan a esfuerzos que para otros serían impensables en acciones tan cotidianas como desplazarse o comunicarse, pudieran construir su discurso sobre la visión externa (‘AB Extra’) que se tiene de las cosas, que puede ser totalmente diferente respecto a la de quienes realmente las viven. “Llegamos a este eje temático preocupados por situaciones como el auge de los problemas psicológicos en menores absorbidos por la tiranía de la estética que imponen las redes sociales. Los miembros de la compañía eran conscientes de la vanidad y falsedad que hay en muchas de las actitudes aparentemente perfectas que se están transmitiendo, creando una burbuja de felicidad que quizá no sea del todo cierta”, asegura el dramaturgo y cofundador de la sala y espacio docente de artes escénicas La Màquina.

Trabajar con las ideas de personas que, habitualmente, pasan desapercibidas por su condición de diversidad funcional o intelectual para analizar precisamente a esa sociedad que les ignora no solo a ellos, sino a la realidad de las cosas, era un material muy potente que Cruz y Valentín han desarrollado a nivel escénico. Se han apoyado no solo en la expresividad corporal y el movimiento coreográfico, también con la interacción del audiovisual, trasladando con proyecciones las ideas y mensajes que el elenco y los codirectores de la pieza han ido conformando.

Además, para llevar a escena esta pieza con toques performáticos, han creado un diseño de luces sobre tejidos de colores neutros o brillantes, variaciones en el vestuario para recrear las situaciones y, sobre todo, han dado protagonismo a la capacidad expresiva del elenco. “Por ejemplo, una de las escenas está protagonizada por uno de los actores que va en silla de ruedas. Escenificamos lo complejo que puede ser para alguien coger una simple silla. Lo que queremos demostrar no solo es la dificultad que entraña para alguien con esta condición. Sino el esfuerzo, la habilidad y el logro que hay detrás muchas cosas en la vida que, aparentemente, son sencillas”, explica Cruz, recordando que el objetivo de AB Extra es resultar tan estimulante a nivel estético como emocional, construyendo un relato crítico pero positivo, que remueva las conciencias hacia la búsqueda de unas relaciones sociales más empáticas y realistas.

Formación específica y trabajo en condiciones profesionales

Desde 2021, la compañía Entrelazados DTI es residente de La Màquina. Ya en el momento de la concepción de este espacio de exhibición, producción y formación en artes escénicas liderado por Gretel Stuyck y Rafa Cruz, ambos tenían la inclusión como una de las señas de identidad del proyecto.

Algo que fructificó tres años más tarde, con el encuentro de Silvia Valentín y su compañía. Hubo que mejorar la adaptación del espacio para facilitar el trabajo a esta formación, que cuenta con 9 miembros estables, seis de ellos con diferentes grados de diversidad funcional e intelectual, además de los que se incorporan a proyectos puntuales, seleccionados entre el alumnado del taller de danza-teatro inclusiva que Valentín desarrolla en el espacio docente de La Màquina.

Temas como la vanidad, el amor, la dificultad o el exceso se van desgranando en la obra.

A pesar de tener formación y talento, los actores con diversidad funcional o intelectual tienen pocas oportunidades de profundizar su aprendizaje en entornos ajustados a sus necesidades y menos aún de mostrar sus trabajos, como cualquier compañía más, sin que sea dentro de programaciones específicas.

Una dinámica que La Màquina ha apostado firmemente por romper, tanto firmando un acuerdo de residencia creativa que incluye el estreno de los espectáculos desarrollados en sus instalaciones como a través de la propia involucración de parte del equipo creativo y directivo de la sala en los proyectos, que se integran en la oferta teatral regular de la sala.

La primera de las piezas desarrolladas en común, Desde dentro, se estrenó la pasada temporada con excelentes resultados. Y para esta segunda propuesta, que podrá verse del 5 al 21 de mayo en la sala valenciana, empiezan a llegar solicitudes de hacer una pequeña gira, incluyendo su paso en octubre por Benicarló.

Desde La Màquina sostienen que darles un mismo trato y oportunidades que a cualquier intérprete profesional, supone todo un estímulo no solo para los integrantes de esta compañía y para su entorno familiar y afectivo, también es una manera de empezar a transformar dinámicas muy establecidas en los circuitos de las artes escénicas. El objetivo es brindar al público y a los propios compañeros del sector la oportunidad de conocer el trabajo de unos intérpretes que no encuentran en su diversidad una barrera, sino una herramienta con la que potenciar su expresividad artística, además de hacer crecer sus habilidades para la comunicar y conectar con los espectadores.

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