Tavernes, Museros, Paiporta y Burjassot celebran hoy a San Roque

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Diez localidades de la archidiócesis de Valencia celebran hoy jueves, a su patrón San Roque, venerado como protector de epidemias desde su canonización en 1584, entre ellas, Paiporta, Burjassot, Tavernes Blanques y Museros. Su festividad también se conmemora en poblaciones con parroquias dedicadas al santo, como Silla.

Se trata de “uno de los santos sanadores con mayor tradición y una gran devoción en los pueblos de la diócesis de Valencia”, según el director del Archivo diocesano de Religiosidad Popular, Andrés de Sales Ferri.

En la diócesis valenciana San Roque es patrón de poblaciones como Burjassot, Olocau, Tavernes Blanques, Vallanca, Villar del Arzobispo, San Antonio de Benagéber, Dos Aguas y Llíber y patrón canónico de Paiporta y de Museros.

En Burjassot celebran hoy al santo con una misa mayor, a las 12 horas en la parroquia de San Miguel, y la procesión, a las 20.30 horas. Por la noche, en la tradicional “pujà”, subirán la imagen desde San Miguel hasta la ermita de San Roque, “rodeada de cohetes y acompañada por los clavarios, devotos y banda de música”, y en la “rodà” la imagen “quedará envuelta por los fuegos artificiales de los cohetes y bengalas”, ha explicado el párroco, Javier Abad.

Asimismo, ocho parroquias están dedicadas a este santo de la Edad Media en Oliva, Silla, Villargordo del Cabriel, Lloc Nou de San Jeroni, Benialí-Vall de la Gallinera, la aldea del Oro en Cortes de Pallás, Benicull y en el barrio valenciano de Benicalap.

Además, en otras poblaciones, como Dénia, Chella y Bolbaite, existe una gran devoción al santo aunque no es patrón ni cuenta con parroquias dedicadas. En Dénia, que celebra sus fiestas de Moros y Cristianos, mañana tendrá lugar la misa solemne a las 11.30 horas en la Asunción, reparto de pan bendecido, comida de hermandad y procesión por la tarde.

San Roque, nacido en Montpellier (Francia) en 1300, fue un peregrino occitano “al que siempre se le representa con un perro porque estando en Roma atendió a los enfermos de peste y, al infectarse, nadie quiso acercarse a él excepto un perro que cada día le llevaba un trozo de pan”, según ha contado Andrés de Sales a la agencia de información de la archidiócesis (AVAN).

 

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