La ficción teatral une la poesía y la historia de dos ilustres hermanos (Antonio y Manuel Machado), en un profundo e intenso diálogo terapéutico que intenta reconciliar dos visiones de la España dividida por la Guerra Civil y sus posteriores consecuencias. La grieta de un país roto, es también la grieta que afecta a dos reconocidos poetas y autores teatrales que verán separadas sus ideas, sus posiciones políticas, sus letras y sus universos personales. Carlos y Félix Martín dan vida, sobre la escena, a Antonio y Manuel Machado en una suerte de encuentro irreal que busca profundizar sobre los aspectos que lograban unir (y acaban distanciando), las personalidades de los poetas. Si se tuviera que adscribir ‘Los hermanos Machado’ en un género, quizás se podría situar en el territorio del fantástico; hay un importante componente de arrepentimiento, de mea culpa, de reflexión interior que necesita manifestarse y ser expresada. Manuel, una vez terminada la guerra, decide volver a la casa que compartía con su madre y su hermano en Madrid. Paca, la asistenta familiar, ha conservado la casa de manera intacta. Así, al llegar a la casa los recuerdos inundan los pensamientos de Manuel, que no puede evitar acordarse de su familia y evocar, muy especialmente, a su admirado y querido Antonio. En Colliure se encuentra la tumba de su hermano (y su madre), y frente a Manuel, el espectro de su hermano irrumpe, toma cuerpo para establecer una conversación que quedó pendiente, que necesitaba ser expuesta.
La grieta (incluida la de un país), se abre en un intento de ser reparada. Manuel expone, confiesa, sus miedos, su indefensión, sus dudas ante su hermano al tiempo que la memoria rescata las vivencias, los personajes (mujeres especialmente), con los que ambos compartieron vida y momentos.
Bajo una dramaturgia creada por María López Insausti, Alfonso Plou y Carlos Martín (bajo texto de Alfonso Plou), ‘Los hermanos Machado’ no es un texto fácil de llevar a la escena (los saltos temporales, la entrada y salida de las mujeres con la que los poetas interactuaron…), y su propuesta podrían conducir la obra a un rompecabezas complejo y arduo de armar, sin embargo…, la dirección de Carlos Martín (con Alfonso Plou de ayudante de dirección), conduce la estructura del argumento con fluidez y acertada arquitectura narrativa. Bajo un muy buen trabajo del espacio escénico (la escenografía cumple con su función dentro de la lógica del drama), el trabajo actoral resulta creíble y próximo hacia el espectador. Las emociones llegan hasta el público y la obra se ofrece descarnada sobre su sensibilidad poética. Alba Gallego brinda un soberbio trabajo al llevar el peso de nueve personajes femeninos con credibilidad y soltura. Sin duda, el trío actoral, se muestra a la altura del estupendo texto que representan y…, es de esperar que tras este breve paso por Valencia, ‘Los hermanos Manchado’ vuelvan al Teatro Talía para disfrutar su dolorosa grieta poética.
