La grieta de la niñez robada atraviesa ‘El perfume del tiempo’

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Afirmaba el psiquiatra y dramaturgo argentino Eduardo ‘Tato’ Pavlovsky  (1933-2015) que “un teatro de militancia asume su condición de compromiso y denuncia cuando expone al espectador sus tormentos de la realidad”. Roberto Cossa, todo un gigante de la dramaturgia argentina, proclamaba (allá por los ’90 del siglo pasado, desde su Teatro Abierto), “el necesario hecho que la irrealidad de la obra es la respuesta a realidad cómplice del espectador”. Ambas figuras de la escena teatral argentina vivieron en sus carreras la denuncia, la prohibición, la persecución y, como en el caso de Pavlovsky, el exilio. Ambos pusieron en escena (en varios momentos ‘duros’ de la historia argentina), el espejo de una sociedad en el que muchos no deseaba verse reflejada o bien obviaban. El nuevo texto que Chema Cardeña estrena y dirige, ‘El perfume del tiempo’, nos traslada a una Argentina que, tras 27 años democracia, aún mantiene la desgarradora grieta de miles de desaparecidos y cientos de bebés que fueron separados de sus padres legítimos, para ser entregados a familias colaboradoras o próximas al régimen militar. La obra toca la tragedia humana cuando una anciana, perteneciente a la Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo, irrumpe en la vida de Gabriela para informale que es hija de un matrimonio de desaparecidos y que su actual familia es ilegítima. Héctor Kessler, un médico militar jubilado de ideología fascista; y César, un hermano algo pusilánime y dominado por su padre, forman la familia putativa del personaje central de la pieza y…, poco a poco, de forma devastadora, la verdad de los acontecimientos se revela al trío protagonista como una pesadilla.

Una imagen de la obra.

‘El perfume del tiempo’ se agrupa en dos espacios alternativos; bajo una escenografía que articula el enclave familiar de la casa de Héctor (donde habita la mentira) y el exterior (el encuentro con la verdad), descubrimos cómo se van articulando unos personajes con otros mientras la historia se dirige hacia una espiral de miedos, vergüenza, traición, memoria…, que nos traslada hacia la imagen de un espejo que se mantuvo oculta. El pasado se irá desvelando, al tiempo que el dolor y la confusión transformará la vida de cada uno de los personajes. La historia del hurto de la infancia, que sigue golpeando la realidad argentina, tiene su eco con la de España. En la construcción democrática de este país queda por resolver miles de casos de bebés secuestrados y entregados a familias ilegales. Hay una sociedad cómplice de estos hechos y se sabe. Loable el trabajo de Cardeña al tratar un tema que sigue siendo urgente y necesario en su exposición. A destacar el trabajo interpretativo de cuarteto de actores integrado por Juan Carlos Garés, Iria Márquez, Manuel Valls y Marisa Lahoz. La fuerza de este texto dramático merece toda la atención para no dejar en el olvido un pasaje de la historia infame.

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