Enrique Collar, 'el niño del ala infernal'

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Hace unos días, amanecíamos con la triste noticia del fallecimiento de un mito del fútbol nacional: Joaquín Peiró Lucas. Escribir sobre él, es recordar el fútbol de antes, aquél en el que los hombres iban con trajes y fumaban puros, cuando los partidos empezaban a las cuatro y media de la tarde para aprovechar la luz del sol, donde no todos los aficionados podían sentarse porque no todo el estadio poseía butacas, el de los equipos compuestos por 11 jugadores nacionales y cinco delanteros (Epi, Amadeo, Mundo y Gorostiza, por poner un ejemplo de ilustre recuerdo valencianista). En definitiva, un fútbol diferente….en el cual si la pelota pasaba; el contrincante no lo hacía.

 

Enrique Collar en su etapa rojiblanca

Joaquín Peiró hizo su historia y dejó su huella en dos países, Italia y España, y en tres clubs fundamentalmente, Atlético de Madrid, Torino e Inter de Milán. En Madrid, formó dupla con, nuestro protagonista de hoy: Enrique Collar, erigiendo la famosa “Ala infernal”. Menotti, argumentaba la siguiente máxima: “pequeñas sociedades hacen grandes equipos”, en el cual si dos jugadores se entendían y compenetraban en el terreno de juego, formando una pequeña sociedad, generaba un gran rendimiento en el equipo. Antaño era Peiró con Collar, hoy en día se podrían equiparar al dúo formado por Jordi Alba y Leo Messi que tantos goles han dado al FC Barcelona.

Y un gran rendimiento causaron ambos en el Atlético de Madrid. A finales de los 50, el Real Madrid era una apisonadora a nivel europeo. Las cinco copas de Europa seguidas lo atestiguan y lo evidencian. Sin embargo, ante los pocos equipos que mordió el polvo, fue ante su rival capitolino. Y en el mismísimo Santiago Bernabéu. Fue una noche de junio de 1960, un mes antes, el club blanco había ganado al Eintracht de Frankfurt por 7 goles a 3 en la final de la Copa de Europa. Era su quinta de forma consecutiva, nadie lo ha logrado. Equipazo. La delantera sólo de recitarla daba miedo: Puskas, Gento, Herrera, Di stéfano El favorito, no había duda. Pero, contra todo pronóstico, venció el equipo del “Ala infernal”, y Peiró metió su gol. Siempre lo hizo en una final con el Atlético de Madrid. En esa, en la siguiente, también frente al Real Madrid y en su estadio, y en la Recopa de Europa obtenida frente a la Fiorentina.

Sin embargo, y con una situación parecida al actual Valencia, el Atlético de Madrid decide comprar unos terrenos cerca del Manzanares para construir su nueva casa. Pero al no vender antes el Metropolitano, el Atlético se metió de lleno en una deuda que hacía peligrar la viabilidad del club. No quedó más remedio que vender a las estrella del club, por lo que Peiró, se marcha a Italia. Allí, tras un breve paso por el Torino, formó parte del mejor Inter de la historia, el “Grande Inter” y al que solo José Mourinho pudo igualar.

Valencia y Atlético de Madrid

Dos clubes con una idiosincrasia especial. Si uno está marcado por la acequia de Mestalla; el otro por el río Manzanares. Y qué decir, del primer partido del todavía Manzanares. Un frío y lluvioso día de octubre de 1966, era el propio Valencia quién lo inauguraba. Luís Aragonés, abriría el marcador. Leyenda para unos, de recuerdo imborrable para otros.

Inauguración del estadio Manzanares.

Por tanto, escribir sobre la historia del Valencia, es tener presente, de fondo, al Atlético de Madrid. Y viceversa. La liga de don Alfredo en Sarrià gracias al empate de los colchoneros frente a culés en el Calderón, la copa de Kempes contra el Real Madrid a orillas del Manzanares, la tarde de gloria de los valencianistas en el estadio de la Cartuja de Sevilla o el paso de Enrique Collar son breves pinceladas de ello.

En la campaña 1968-1969, Enrique Collar pierde protagonismo ante los Irureta, Gárate o Luís y ese mismo año rescinde sus servicios en el club del oso y el madroño tras más de una década y con 34 años a sus espaldas. Collar, recalaba en el Valencia, en gran parte gracias a la amistad que le unía con un directivo valencianista. Sin embargo, los valencianistas vieron en él a un “galáctico” en decadencia. Su paso, podría resumirse con el calificativo de discreto. Un solo gol y quince partidos, aportó al equipo valencianista, que quedó en quinta posición. Seguramente, la mejor incorporación se fraguó en abril; y no fue otra que la de Alfredo Di Stéfano.

Enrique Collar, fue el primer “Niño” que tuvo el Atlético de Madrid. Terminó su carrera deportiva en la ciudad levantina. Curiosamente,  el otro niño, Fernando Torres, estuvo a punto de fichar en sus inicios por el Valencia.

Joaquín Peiró. Descanse en paz

[ Artículo de Vicent Morellá Fuset para Hortanoticias ]

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