La golondrina (Delinchon urbicum) es posiblemente el ave migratoria más famosa del mundo. Su canto nos anuncia la llegada de la primavera y del buen tiempo. Son pájaros con una memoria sorprendente capaces de encontrar el mismo nido que utilizaron el año anterior. Y esa memoria ha hecho que en los últimos años las golondrinas hayan vuelto al Edificio del Reloj, un lugar emblemático con unas vistas privilegiadas, para sacar adelante a sus crías.
El Edificio del Reloj es una de las construcciones más icónicas de València. Construido en 1916 está inspirado en el estilo francés de la época y era uno de los primeros edificios que se veían al entrar en barco a la ciudad. El Edificio del Reloj fue creado como estación marítima para el transporte de mercancías y pasajeros. Una instalación que servía como recibimiento a las personas que llegaban a la ciudad -y como hogar de aves en su migración-, pero también cumplía una misión humanitaria ya que acogía a las personas que estaban de paso en la ciudad y necesitaban de un espacio donde descansar. El Edificio del Reloj sufrió todos los avatares de la historia reciente de València y tras la última restauración con motivo de la Copa América en 2007 las golondrinas abandonaron el Edifico pero en los últimos años han vuelto al que siempre ha sido su hogar.
En total, la APV ha colocado 16 bandejas en las ubicaciones donde hay nidos de golondrinas que sirven para recoger el excremento que se genera y que deteriora el edificio, respetando así la ubicación de los nidos y evitando su retirada. Estas bandejas evitan las heces de estas aves que deterioraban el Edificio del Reloj y su entorno, y preserva las condiciones de salubridad de las personas que lo visitan.